El acordeón
Actualizado: Guardarn la última Junta de Accionistas, el firmante cometió la osadía de proponer a los asistentes un voto simbólico en contra de unas cuentas, ilegibles para la mayoría de los presentes, que iban a ser aprobadas en cualquier caso por el accionista mayoritario. Tal propuesta cayó en saco roto y, pese a no entenderlas, los allí congregados votaron a favor de las mismas, con las honrosas excepciones de Tomás Morillo y Miguel Iglesias. Ante ello, un Muñoz crecido, afirmó, en clara referencia a los díscolos allí presentes, que era de cobardes no hacer la «contra auditoria», lo que provocó las pelotiles risas de toda su Corte. No he querido contestar a tan demagógica manifestación, ni pienso hacerlo, pero, me parece una incongruencia que, cuando en una emisora de radio, un economista de la talla de Víctor López, o una persona tan cualificada como el ex socio de Antonio Muñoz, deciden coger el guante y analizar tales cuentas, no reciban respuesta alguna de nuestro presidente y sean tildados de personas que sólo quieren ser protagonistas a costa del Cádiz. Quien, con todo el derecho del mundo, es un personaje público y forma parte del protocolo de esta ciudad debido a su cargo deportivo y no a su buen hacer empresarial, no tiene legitimación para tratar de menospreciar a tales personas, más aún cuando, en el caso de Manolo García, hablamos de un señor que lleva varios años sin querer expresar su opinión, pese a formar parte relevante de la historia reciente del Cádiz y ser conocedor, como pocos, de las entrañas de la nave amarilla. Más lamentable si cabe es tal reacción cuando el propio auditor, Sr. Páez, confirmaba al día siguiente la posibilidad de la «operación acordeón» que espera a las acciones del Cádiz. En definitiva, todavía quedan aficionados no amansados que simplemente desean saber si es cierto que se ha producido una importantísima reducción de los fondos o si el endeudamiento supera los 10 millones. Y ante ello, Sr. Presidente, respuestas claras y con monosílabos. Y punto.