La paz y sus actores
El así llamado proceso de paz en el Oriente Medio es una ficción desde que murieron por inanición los Acuerdos de Oslo (Rabin-Arafat), pero técnicamente está vigente por decisión del presidente Bush y ahora puede morir sin certificado de defunción por evaporación de sus protagonistas: Ehud Olmert y/o Mahmud Abbas.
Actualizado: GuardarOlmert, primer ministro de Israel, fue interrogado por la Policía el viernes en el marco de una investigación sobre lo que la prensa llama un asunto muy serio (corrupción en sus funciones anteriores a la jefatura del Gobierno) y Abbas, un septuagenario, sopesa tirar la toalla vista la falta de todo progreso en las negociaciones de paz y porque acaba de ser operado de un trombo y su salud se deteriora.
Ni uno ni otro son grandes líderes y ocupan sus cargos porque sus jefes respectivos desaparecieron un poco antes de lo conveniente: Arafat, muerto cuando era de hecho un prisionero de Israel y su carcelero, el general Sharon, enterrado en una vida vegetativa desde que sufrió un devastador derrame cerebral.
El presidente Peres dijo ayer para calmar un poco las cosas que él no ve la obligación de que Olmert dimita y recordó que no está imputado. Pero podría haber dicho que no lo está todavía y, por cierto, no es en absoluto seguro que llegue a estarlo. La tradición israelí es que los jefes políticos, casi todos con algún asuntillo feo en su haber, son finalmente dejados al margen y alguien o algo carga con las consecuencias.
Pero es verdad, objetivamente, que la renuncia de Olmert podría ser una ocasión de oro para que la parte israelí pudiera argumentar, con una crisis de liderazgo, que no le es posible asumir las célebres dolorosas concesiones que, según la expresión acuñada por Sharon, está dispuesto a hacer a cambio de la paz.
Y tampoco es seguro que su eventual renuncia obligue a elecciones anticipadas: los laboristas no las quieren y preferirían (como algunos medios y columnistas de peso, como el acreditado Ekiva Eldar) que alguien de su partido, Kadima, le suceda al frente de la coalición. Todas las papeletas en esa rifa las tiene la ministra de Exteriores, Tzipi Livni, quien, por cierto, ya se mostró disponible cuando las conclusiones del Comité Vinogradov parecían amenazar a Olmert.