opinión

Vuelta de Hoja | La oscura desbandada

Siete millones de desplazamientos colapsarán las carreteras españolas. Millón más, millón menos. Se hace camino al apretar el acelerador y se garantiza el sol y el buen tiempo. Ni crisis ni leches. Somos el país más rico del mundo y cuando se construye un puente como éste hay que aprovecharlo. El descanso del trabajo forma parte del trabajo y en determinadas fechas hemos acordado dejárselo en exclusiva a la Guardia Civil, que ya no es sólo caminera, ya que sus senderos montesinos se han trasladado al asfalto.

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Entre los que han emprendido la huida de las grandes ciudades, en las que ya figuran las pequeñas, hay nada menos que 63.000 conductores sin carné. Se comprende que tengan ganas de fugarse de su opresivo entorno, pero debieran pensar que si les pillan, posteriormente van a experimentar unos deseos aún mayores de fugarse de la cárcel. Hoy precisamente entra en vigor la reforma penal que castiga con entre tres y seis meses de prisión conducir sin permiso. El volante viene a ser una ruleta con números de suerte o de infortunio y hay muchos jugadores que no pagan su entrada en el casino. Al final del largo puente se harán estadísticas, pero nadie escarmienta en calavera ajena.

Sería importante averiguar por qué tanta gente quiere huir de su vida cotidiana. «Todos los males del hombre provienen de no saber quedarse en su casa», dijo Pascal, que era un poco exagerado. Hay que salir, pero no al mismo tiempo. Quizá, en opinión de algunos, la aglomeración proviene de la calle Génova. Quieren seguir el ejemplo del señor Zaplana, que más que un dandi es un maniquí, pero que tiene un indudable olfato político que le permite detectar las despensas vacías. Carretera y manta para taparse, que empiezan a correr malos vientos.