ANDALUCÍA

Alboroto primaveral

MARCHABA el pulso político andaluz por donde suele frecuentar: espacios remansados, ruidos amortiguados, prisas las precisas y alguna que otra luminaria como la de inyectar liquidez, unos siete mil millones de euros, promesa solemne del presidente Chaves, cuando surgió el vicepresidente segundo del Gobierno de la Junta, José Antonio Griñán, y dijo, parapetado tras su sonrisa a media asta, que está dispuesto a 'pelearse' con el vicepresidente y ministro de Economía y Hacienda, el doctor Solbes, un superviviente nato de los escalofríos políticos, para defender que el nuevo modelo de financiación de las CC.AA. se fundamenten en la población y no en el PIB de las comunidades.

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Arenas, el príncipe de la oposición andaluza, que pasaba circunstancialmente por allí, levantó su mano y gritó con rabia que contará con su colaboración para esa pelea. Como lo oyen. Así, de improviso, sin vestigio de dudas. Arenas entra en la batalla, aunque ya se verá qué le dicen sus compadres y compañeros en la comunidad valenciana.

Y a partir de aquí todo se ha alborotado en la política andaluza. La anunciada inyección de liquidez de Chaves ya lo han anotado en 'negrita' los cargos de la CEA, mientras los socialistas del PSOE sevillano ya están movilizados ante la enésima, tradicional e interna confrontación provincial. Todo ello sin que tenga influencia alguna en el conflicto institucional y de imagen desencadenado en el Consejo Audiovisual de Andalucía, una historia esclarecedora del porqué hay conflictos que se repiten mimética y repetidamente en las áreas del poder político y mediático público (en este caso).

Todo coincidiendo con esta primavera ya plena que impone tanto celo en el desvarío de la sangre de las criaturas e introduce en el cerebro de los líderes y sus adláteres las urgencias de la carne, las dudas de la pasión y el frenesí de lo visual.

Nunca podremos entender cómo Velázquez, tan ensimismado en la virtud, pudo pintar en primavera, pero sí que lo hiciera Goya, tanto cuando lo hacia con la muerte o con el amor. Muchos de estos políticos nuestros ya se entregaron de niño a los juegos de mesa y a la caza cibernética de los asesinos de los 'comics' contemporáneos. Y así están, desganados, inquietos, dudosos, sobresaltados y con crisis de identidad.