Desprecio
Actualizado: Guardare entre los miembros del club de ex cadistas que se sienten ignorados por los actuales gestores del Cádiz CF (listado que por desgracia aumenta con el paso del tiempo), llama poderosamente la atención el caso de Paco Baena. Olvidado hasta la saciedad, por quienes ven en esta entidad un negocio al que hay que sacarle el mayor rendimiento económico, el que fuera legendario delantero centro no encuentra acomodo dentro de un club en el que ha ejercido de todo tanto dentro como fuera de los terrenos de juego. Incluso hasta el extremo de que nuestro hombre se las vio y deseó llenando su lavadora con la ropa sudada por los equipos de la cantera. Paco, que tiene un ojo privilegiado para ver el fútbol y descubrir quién sirve para esto, en contraste con la absoluta ceguera de algunos que han presumido de un despacho en el Carranza, forma parte de esa nómina de profesionales -Jose González, Cortijo, Pepe Mejías, Ramón Blanco, Chico Linares, Hugo Vaca, Antonio Cama, Manolo Lapi, Ángel Oliva- desaprovechados por razones incomprensibles y que podrían estar colaborando con la entidad, a poco que su consejo de administración mostrara el más mínimo interés y consideración por ellos. El mayor de los Mejías cuenta con la limosna de ejercer de bedel en las instalaciones de El Rosal, ejemplo de cómo estos señores rentabilizan a un futbolista que es toda una institución, pero al que no saben o no quieren ubicar en ese nivel donde se toman las decisiones importantes. Baena es un señor a quien reciben como tal cada vez que se acerca por el Vicente Calderón. Allí no le faltan un sillón en el palco de los veteranos y las atenciones y el respeto del propio Enrique Cerezo. En cambio, aquí, en su Cádiz, tiene que ir de tapadillo al estadio aunque tampoco le falten quien le dé cuelo y el desprecio de quienes se tendrían que poner firmes y hacerle una reverencia cada vez que pasara por su lado. deportes@lavozdigital.es