Contraportada

« Javier Cansado Soy un fanático de la historia militar»

-¿Alguna vez se ha meado, literalmente, de la risa?

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-De risa, no. Pero uno nota que se va haciendo mayor, y empieza a sufrir ciertos problemas de incontinencia. Todavía no es nada serio. Al menos eso dice mi urólogo.

-Es difícil distinguir cuando habla usted en serio y cuando lo hace en broma. ¿Eso no le trae problemas?

-Ni yo mismo sé muy bien donde están los límites entre lo uno y lo otro. La realidad, muchas veces, también es así. Si te digo, por ejemplo, que internet lo inventó un gaditano, una tarde de domingo que no había fútbol, ¿te lo crees?

-No.

-Vale, eso era broma. ¿Y si te digo que el general que ganó la batalla de Getisburg era de Cádiz?

-Tampoco.

-Pues es cierto. Viene en casi todas las enciclopedias. Del centro mismo de Cádiz.

-¿Sobre qué no se permite hacer humor en su vida diaria?

-Yo hago humor sobre todo, incluyendo Dios, el Rey y la muerte. Se trata de cómo cuentes las cosas, no de lo que cuentes.

-¿Cuándo fue la última vez que se puso serio?

-Antes, cuando he dicho la palabra rey. Vale, eso también era coña.

-¿Y la última vez que sintió vergüenza ajena?

-En la campaña electoral. De esa clase tan jodida que hace que te tapes la cara con las dos manos y murmures obscenidades que no vas a poder reproducir.

-Un lujo, de cuando era más joven, que ya no puede permitirse.

-Elegíamos al público, literalmente. Faemino y yo actuábamos en El Retiro. Si un grupo de señores se paraba a escucharnos, y tenían pinta de imbéciles, cortábamos en seco. Les decíamos 'lo siento, pero es que ustedes no nos gustan', y nos largábamos.

-Nadie diría de usted que...

-Soy un fanático de la historia militar. La gente flipa cuando hablo de estrategias y batallas. Y tampoco dirían que me deprimo de vez en cuando. No llego a ver el túnel negro y tal, pero sí he tenido un par de bajonazos... También me gusta el cine de Bergman. (Risas) Sí, puedes poner que soy un pedante asqueroso.

-Tiene fama de no dejar nada quieto y cambiar mucho las cosas de sitio.

-Soy un maniático del orden. O, mejor dicho, de mi orden. Muy, muy cartesiano. No aguanto las cosas con muchas esquinas, ni los equilibrios inestables.

-¿Por qué tanto empeño en que todo el mundo se ría?

-Porque me da placer. Y dinero.

dperez@lavozdigital.es