Un enfrentamiento tribal deja 95 muertos en Sudán e interrumpe el primer censo desde 1993

Al menos 95 personas han muerto y otras 47 han resultado heridas en un enfrentamiento tribal ocurrido en la provincia de Lagos, en el sur de Sudán, según informó anoche la radio Miraya FM, dependiente de la ONU. Los disturbios han interrumpido además el censo nacional, el primero que se realiza desde 1993 y que forma parte de la aplicación del acuerdo de paz entre el norte y el su del país.

Según la emisora, los choques estallaron el pasado martes como consecuencia de una disputa sobre unos pastos entre dos grupos de la tribu Dimka cerca de Rumbek, la capital de la región meridional de Buhairat. Los enfrentamientos han causado además numerosos daños materiales.

El ministro de Información de Lagos, Agad Chol, ha informado de que 34 integrantes del clan Pakam y 61 del clan Luach, del estado de Warab, han muerto durante la contienda producida en una localidad poco poblada al norte de la capital de la región del sur, Juba. A pesar de los heridos, los Luach pudieron llevarse 500 vacas. Ambos clanes pertenecen a la tribu Dinka, pero están separados por la frontera que separa los dos estados.

Dos décadas de enfrentamientos civiles

Según Chol, durante el ataque fueron quemados "materiales utilizados para el censo", que no ha especificado aunque ha señalado que se había dado la orden de que fuesen reemplazados y ha informado asímismo de que se había ordenado el despliegue de soldados en la zona para reestablecer la calma.

El censo, que iba a comenzar hoy, es un paso previo a las elecciones que se llevarán a cabo el próximo año y que forman parte del acuerdo de paz alcanzado en 2005 para terminar con dos décadas de enfrentamientos entre las regiones del norte y del sur, una guerra civil en la que han muerto cerca de dos millones de personas.

Dicho acuerdo de paz, además, da a los ciudadanos del sur la posibilidad de proclamar su independencia en una votación que se celebrará en 2011. Los esfuerzos realizados por el Gobierno del sur para desarmar la región hizo saltar la polémica entre sus habitantes, que se consideran más vulnerables frente a las comunidades vecinas, que aún poseen armas.