Realismo presupuestario
Actualizado: Guardarl anuncio por parte del vicepresidente segundo, Pedro Solbes, de la inminente revisión a la baja del crecimiento de la economía española supone una necesaria corrección de las optimistas previsiones con que se elaboraron los presupuestos para este año que implicarán retoques en las cifras de gastos e ingresos vaticinados por el Gobierno. Después de resistirse durante algunas semanas -marcadas por la inercia electoral- a admitir el impacto de la crisis financiera internacional en la economía española, los responsables económicos que fijaron en un optimista 3´1% el crecimiento para 2008 y en un 3% el de 2009, no han dispuesto de otra opción que ajustar las cifras a la realidad de una economía que empieza ya a acusar el desgaste de la desaceleración. Antes del mes de mayo, cuando se empiecen a diseñar las bases del presupuesto de 2009, el gobierno deberá trabajar ya sobre unas previsiones en torno a un aumento del 2,4 % del PIB para 2008 y del 2,1% para 2009 más ajustadas a la realidad actual que al momento en que se elaboraron cuando el barril de crudo rondaba los setenta dólares y el tipo de cambio del dólar no pasaba de 1,20 euros. El reconocimiento de los efectos sobre la economía española de la crisis internacional llega pocos días después de que el consejo de ministros aprobase medidas urgentes para paliar los efectos de la desaceleración pero a partir de ahora deberá revaluar el impacto y el riesgo de llevar adelante una batería de promesas de gasto social como los dos mil quinientos euros por nacimiento, los 126 para ayuda en el pago de alquiler y los gastos no contabilizados de la Ley de Dependencia. Porque el escenario previsible en los próximos meses ya apunta a un considerable descenso de los ingresos correspondientes al IVA y los impuestos derivados de la compraventa de inmuebles aunque se sostendrán las previsiones por el IRPF aun no erosionado por el paro. Aunque está por precisar en que dirección se afrontará la revisión de los presupuestos estatales y también de las comunidades autónomas partir de la nueva radiografía económica y la eventualidad de que la necesidad puede obliguar al gobierno a sortear algunos límites legales, parece inevitable una política expansiva de gasto para ayudar la dinámica productiva y de consumo mientras aparecen los primeros síntomas de recuperación europea.