«Nunca he dicho 'papá, quiero ser actor'»
El hijo del escritor Manuel Rivas es un actor emergente gracias a su paso por 'El internado', que vuelve mañana
Actualizado: GuardarUn año después de estrenarse en su primera serie a gran escala, El internado, Martín Rivas ya tiene un club de fans. Pero al hijo del escritor Manuel Rivas no le nubla la fama y con 23 años parece un chico sensato y con los pies puestos sobre la tierra. Estudió Comunicación Audiovisual en la Universidad de Santiago de Compostela. El azar le llevó siendo un chaval de catorce años a los platós de su tierra para participar en dos series de la televisión gallega, Mareas vivas y Maridos y mulleres.
Aunque su sueño es llegar a dirigir algún día, a los 18 años ya se dio cuenta de que con la interpretación se podía labrar un futuro y se puso a estudiar teatro. Desde mañana le veremos de nuevo en Antena 3 con la exitosa serie de Globomedia que narra los misterios que se esconden en el colegio Laguna Negra. También se le han abierto las puertas del cine con una primera participación en Los girasoles ciegos, de José Luis Cuerda, a punto de estreno. Martiño, como le llaman en casa, empieza a despuntar.
-Decidió muy pronto convertirse en actor ¿No le tentó la escritura por la influencia paterna?
-No. Opté por la interpretación y yo creo que ha sido una decisión inteligente porque la sombra de mi padre sería difícil de llevar. He decidido marcar mi propio camino, aunque no descarto que en el futuro me entre la vena y decida publicar algo que escriba.
-¿Qué le dice su familia?
-Nunca he llegado a soltar en la mesa eso de papá, quiero ser actor. Todo ha sido un proceso. Empecé a estudiar Audiovisuales porque quería dirigir, después entré en una escuela de teatro y me di cuenta de que quizá lo más acertado era intentar ser actor. De momento, la interpretación es lo único que se me ofrece, porque las otras alternativas eran hacer prácticas en una radio y un periódico local llevando cafés y haciendo fotocopias.
-Su primera serie nacional y ya ha tenido un éxito rotundo.
-Yo creo que es consecuencia de estar en un producto digno, cuidado, con un reparto importante que te hacen parecer mejor.
-Pero su éxito entre el público femenino roza lo conseguido por otro personaje televisivo, El Duque, que interpreta Miguel Ángel Silvestre.
-No. Yo estoy a muchas órbitas por detrás de El Duque. Estuve en el Festival de Málaga y me di cuenta de todo lo que hay organizado alrededor de este hombre. Es un fenómeno que no tenía antecedentes en España.
Modelo «por curiosidad»
-Le llaman hasta para desfiles de moda.
-Es algo anecdótico. En ningún momento me he planteado ir por ese camino. Participé en la Pasarela Cibeles por curiosidad, porque me apetecía ver cómo son las tripas de ese mundo.
-El atractivo físico siempre ayuda.
-La fisonomía, la apariencia física, inevitablemente marca. No sé si será positivo o negativo. Igual me puede ayudar para ser galán en un futuro, pero me alejaría de papeles como Ricardo III, que es lo que a mí me gustaría; me lo pone más difícil. Nunca sabes si el físico juega a favor o en contra.
-¿Cómo le gustaría evolucionar?
-Yo tengo mis referentes de personas a las que me gustaría emular, como Javier Cámara, Eduard Fernández, Javier Bardem... Actores que no se han dejado encasillar. No sé si han ganado mucho dinero y tienen muchos coches, pero han seguido el camino que ellos querían y han sido fieles a sí mismos. Si te encuentran atractivo se puede crear un circo alrededor de tu persona y caer en tentaciones de dinero fácil que acabarían desviándote de la meta que te marcas. Tengo que procurar que eso no me ocurra.
-¿Qué tiene de especial El internado?
-Que es un serial de misterio y suspense en un país muy dado a la comedia o a los culebrones. Hubo una tentativa en el pasado con El pantano, que no salió bien.
-¿Es difícil trabajar con una niña, su hermana en la serie?
-No. Es una joya, una niña muy, muy auténtica.