Opinion

Absoluta responsabilidad penal

Las especiales circunstancias en las que presuntamente se produjo el accidente de tráfico de Benalmádena en el que murieron este fin de semana nueve turistas finlandeses confirman en su vertiente más dramática la importancia de concienciar a los conductores sobre la total responsabilidad de sus actos al volante. El hecho casi totalmente probado de que el accidente se debiese al adelantamiento antirreglamentario de un todoterreno cuyo conductor -con una tasa de alcohol dos veces superior a la permitida- intentó rebasar por la derecha al autobús y al chocar contra él hizo que se saliese de la vía y volcara, avala el acierto de la reciente reforma del código penal en la rigurosa sanción de unas conductas temerarias que pueden terminar con más facilidad de lo que se piensa en verdaderas tragedias. Y también que un estricto control sobre los conductores y un incremento de las campañas de prevención y concienciación son todavía esenciales para sostener la tendencia a la baja de los accidentes mortales que ya comenzamos a registrar en nuestro país.

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De los más de 3.000 conductores detenidos en los dos primeros meses de 2008 en base a la reforma en materia de tráfico que entró en vigor a principios de año, cerca del 98% lo han sido por sentarse al volante con unas tasas de alcohol superiores a las permitidas. A la luz de los datos, es evidente que pese a la posibilidad de enfrentarse a duras sanciones, el hábito de beber y conducir sigue estando demasiado extendido en nuestra sociedad. Y este pasado sábado ha bastado que uno solo de estos irresponsables saliese a la carretera para que una decena de personas perdieran la vida en un imperdonable suceso. La sensibilización de los propios conductores es vital para desterrar este cáncer de nuestras carreteras, después de años asumiendo como inevitable su cotidiana sangría de vidas. Y en ese sentido, si hay una medida que ayude a que los conductores se conviertan definitivamente en la primera y más firme garantía de la seguridad sobre el asfalto, ésa sería el destierro total de la condescendencia popular hacia comportamientos que como el de este fin de semana pueden terminar de la peor manera posible.