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Buscando en el baúl de los recuerdos
La tradicional carrera ha vivido numerosos capítulos anecdóticos a lo largo de las 21 ediciones disputadas
Actualizado: GuardarVeintiún años de Media Maratón Bahía de Cádiz dan para mucho. A lo largo de este tiempo, una de las pruebas con más solera de la provincia junto con la que se celebra entre Rota y Chipiona -ambas citas han ido históricamente de la mano- ha vivido numerosas anécdotas que han quedado para el recuerdo y que han ido otorgando un tinte cada vez más especial a la prueba.
Una carrera popular en la que han participado grandes campeones de reconocido prestigio que han escrito su nombre con letras mayúsculas en la historia de una cita que cada año vuelve a reescribirse.
Un nombre que siempre se repite entre los grandes protagonistas que hacen posible cada año su puesta en marcha es el del atleta marroquí Abdelkader El Monaziz. Tal y como relata Manuel Góngora, uno de los responsables del Club Olimpo de Cádiz -que cada año colabora en la organización-, «a principios de los noventa, cuando los premios eran bastante suculentos, llegó a participar El Monaziz. Era un marroquí que por aquel entonces estaba a un gran nivel y que llegó a ganar la prueba. De hecho, ganó en Londres, un maratón de reconocido prestigio internacional, y a los pocos años participó en las Olimpiadas de 1996 en Atlanta».
Góngora, que ha vivido desde diferentes perspectivas todas las ediciones de esta cita, recuerda con nostalgia también «el año que ganó Esteban Montiel, un granadino que por aquel entonces estaba a un gran nivel. Era cuando la prueba se celebraba en Navidad y llegaba hasta San Juan de Dios. Recuerdo en la entrega de premios cuando le hicimos entrega de las llaves de un coche».
Ahora las cosas han cambiado, y la cuantía de los premios se ha repartido para incentivar la participación de atletas de la zona. Ello ha hecho posible que grandes figuras como en gaditano Pablo Fontán se haya hecho en dos ocasiones con el título.
Curiosa fue la llegada a meta en 2006, cuando el linense Javier Esteban cedía el paso al gaditano y juntos traspasaban la línea fundidos en un abrazo. O la de 2005, tal y como la recuerda Góngora. «A través de José Marchena, profesor de la UCA, participó con nosotros Travis Boyd, un chaval norteamericano que ganó y cedió la cuantía del premio a Unicef. No me enteré de que iba con nosotros hasta que no lo ví en la meta. Fue una sorpresa estupenda», finaliza.