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Crisis olímpica

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a resolución no vinculante aprobada ayer por amplia mayoría de los eurodiputados del Parlamento Europeo con el propósito de que la presidencia eslovena promueva una acción común de los 27 ante los Juegos de Pekín, sin descartar la posibilidad de boicotear la ceremonia inaugural, abre una nueva dimensión al conflicto olímpico provocado por la crisis del Tíbet. La implicación de la Unión Europea en el contencioso China-Tíbet rebasa el ámbito de los gestos y declaraciones puntuales registradas hasta ahora para desembocar en una reprobación que involucra al conjunto de los países de la UE de manera oficial en la gestión del conflicto. El desbordamiento de la situación coincide con una cadena de reacciones al más alto nivel, desde el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-Moon, que anuncia su ausencia de la inauguración de los Juegos «por problemas de agenda» al propio presidente Bush, presionado por su opinión pública y proclive también a quedarse en Washington. La solidaridad con el pueblo tibetano se está extendiendo de forma imparable en occidente, y ni siquiera los poderosos intereses económicos y comerciales con China parecen capaces de contener una bola de nieve a la que se incorporan regiones, países, personalidades y deportistas de todo el mundo. La crisis que supone para el movimiento olímpico internacional no tiene precedentes desde los años ochenta con los boicots de Moscú y Los Ángeles, y amenazan dar al traste con los esfuerzos de las autoridades de Pekín de coronar su espectacular éxito económico con un sensacional éxito deportivo. China se ha equivocado al aplastar sin contemplaciones la reclamación de libertad y el derecho al respeto cultural del pueblo tibetano, y la sensibilización de la opinión mundial con la represión de los monjes del Dalai Lama ya es irreversible. Pero la comunidad internacional tiene ante sí el problema de conseguir gestionar la presión sobre las autoridades de Pekín con pulso diplomático que, sin abocar al movimiento olímpico a una situación imposible que ponga en peligro la celebración de los JJ OO -inestimables en su faceta de hermanamiento de los pueblos- logre el vigor suficiente para mover la voluntad china en la dirección de los intereses de libertad y autonomía del pueblo tibetano.