Delito perfeccionado

a desarticulación de la mayor red de tráfico de ciudadanas de nacionalidad rusa para su explotación sexual en España y otros países de la UE ha desvelado la existencia de complejos entramados delictivos, que han dejado anticuada la delincuencia de los proxenetas a pequeña escala y muestran una mecánica de enriquecimiento ilícito extremadamente profesionalizada. Ha sido ese celo en la extensión de la trama, tanto para la introducción de las mujeres en el país como para la creación de locales que camuflaran las actividades delictivas, lo que ha obligado a las Fuerzas de Seguridad a un intenso trabajo antes de poder proceder a su neutralización. El perfeccionamiento de este tipo de criminalidad en España supone un desafío para los poderes públicos en la lucha contra una práctica deleznable que se beneficia de la opacidad y de un cierto grado de indiferencia o tolerancia social.