El primer ministro irlandés dimite tras ser acusado de aceptar pagos ilegales
Ahern, uno de los artífices de la paz en el Ulster, dejará el cargo en mayo inmerso en una investigación por favorecer a amigos cuando era titular de Hacienda
Actualizado: GuardarBertie Ahern, primer ministro de Irlanda, anunció ayer su marcha en el mismo día en el que el Parlamento regresaba a la actividad tras las vacaciones de Pascua y un día después de que obtuviera un éxito parcial sobre el tribunal que investiga posibles ingresos ilegales en los años noventa. «Quiero que todo el mundo conozca una verdad sobre todas las cosas», dijo Ahern en una declaración leída en la escalinata de acceso al edificio del Gobierno, en Dublín. «Nunca, en todo el tiempo que he servido en la vida pública, he puesto mi interés personal antes que el bien público. Soy el primero en reconocer que he cometido errores en mi vida y en mi carrera, pero un error que no he cometido es el de enriquecerme abusando de la confianza de la gente».
Abogados que actúan en nombre de Ahern habían logrado la víspera, en el Tribunal Superior de Dublín, una victoria en cuestiones de procedimiento contra otro tribunal que investiga posibles ingresos ilegales cuando era ministro de Hacienda, en 1993-94.
Una de las victorias logradas es que el tribunal dedicado a la corrupción política no podrá investigar las declaraciones del primer ministro al Parlamento sobre sus finanzas. Ese triunfo le puede evitar disgustos legales, pero le deja expuesto a la acusación de que mintió en la Cámara de representantes.
Sin cuenta
Los hechos que se investigan se refieren a una fase aparentemente caótica en la vida personal de Ahern, coincidiendo con el divorcio de su mujer, Miriam Kelly. El político era entonces ministro de Trabajo y de Hacienda, pero ha declarado que no tenía una cuenta corriente a su nombre.
Sobre ese telón de fondo, con alegaciones de que recibía su salario ministerial en metálico, en sobres que dejaba su secretaria en la mesa de su despacho, se han ido acumulando acusaciones de ingresos, que el 'Irish Times' estimaba ayer en al menos 600.000 euros, sobre los que Ahern dice que fueron regalos de amigos dedicados a los negocios para ayudarle en una situación personal difícil. El tribunal y los medios de comunicación intentan probar que esos pagos están relacionados con la compra de favores políticos -algunos amigos que le dieron dinero fueron promovidos a posiciones lucrativas del Estado- o fueron ofrecidos a cambio de gestiones que favorecieron los negocios de promotores inmobiliarios.
Ahern dijo ayer que mostrará su inocencia ante los tribunales, pero que «el constante bombardeo de comentarios sobre asuntos relacionados con el tribunal domina y seguirá dominando la agenda política, en un momento importante para nuestro país, cuando encaramos un tiempo de incertidumbre económica y cuando vamos a votar sobre el Tratado de Lisboa».
Ahern abandonará su puesto tras dirigirse a una sesión conjunta del Congreso y el Senado de Estados Unidos y en las mismas fechas en las que el ministro principal de Irlanda del Norte, Ian Paisley, también dejará el suyo, debilitado por las investigaciones sobre posible corrupción de él y de su hijo.
La firma del Acuerdo de Viernes Santo, hace diez años, y su guía, junto al primer ministro británico, Tony Blair, del largo proceso de paz en el norte de la isla, será una parte sustancial del legado memorable de Ahern, que es primer ministro desde hace once años y ha ganado tres elecciones consecutivas, lo que le sitúa en la estela de Eamon de Valera, fundador de su partido, Fianna Fáil, como el segundo jefe de gobierno más duradero de Irlanda.
Un legado más desconocido pero igualmente trascendente ha sido su apadrinamiento del pacto social irlandés, que ha servido como base para el gran desarrollo económico del país en los últimos años. Como un joven y primerizo ministro de Trabajo, sobresalió como el muñidor del Programa de Recuperación Nacional, en 1987.
Tensiones
Aquel pacto del Gobierno con patronal y sindicatos para la contención salarial y la reforma del sistema fiscal y de los servicios públicos se produjo en una situación de emergencia, pero ha sido renovado de manera trienal. La economía y sociedad irlandesas sufren ahora tensiones debidas al nuevo contexto internacional y a su muy rápido crecimiento. El ministro de Hacienda, Brian Cowen, es presentado como el casi seguro sustituto de Ahern para continuar el programa de la coalición de Gobierno, sostenida por diputados de Fianna Fáil, el pequeño partido de los Demócratas Progresistas, el Verde y diputados independientes.