Trabajadores agropecuarios de la provincia de Entre Ríos bloquean la ruta nacional 14, al norte de Buenos Aires. /EFE
de manera temporal

El sector agropecuario pone fin a 21 días de huelga, bloqueos y desabastecimiento en Argentina

Los sindicatos resuelven el levantamiento de la medida de fuerza para buscar una concertación con el gobierno en cuanto a los impuestos a las exportaciones de grano

BUENOS AIRES Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La tregua declarada hoy por los productores agropecuarios de Argentina pone fin a tres semanas de huelga comercial, bloqueos de carreteras y desabastecimiento en todo el país y habilita un diálogo en el que el campo y el gobierno tendrán que curar las heridas abiertas por el conflicto.

Las cuatro entidades que representan a los 290.000 productores rurales argentinos han anunciado una suspensión por 30 días de la medida de fuerza, iniciada el pasado 13 de marzo, en contra de un nuevo esquema de impuestos a las exportaciones de granos decretado por el gobierno de Cristina Fernández y que los agricultores ven como una "confiscación" de sus ganancias.

El anuncio de la tregua se realizó en el marco de un acto masivo realizado por agricultores de todo el país en la ciudad de Gualeguaychú (270 kilómetros al norte de la capital argentina ), un día después de que organizaciones políticas, sociales y sindicales realizaran una multitudinaria marcha en Buenos Aires en apoyo al gobierno.

Los agricultores dispusieron un "alto" en la protesta para concertar con el gobierno una "agenda" de soluciones para la producción de granos, lácteos y carnes, pero advirtieron que retomarán la huelga y los piquetes en un mes si no se logran acuerdos.

La lucha continúa pese al punto de inflexión

Este lunes el gobierno anunció que compensará a los pequeños productores, quienes en la práctica sólo pagarán los impuestos vigentes al 11 de marzo, cuando se anunció el nuevo esquema impositivo, pero hoy los agricultores reiteraron sus dudas sobre esa medida.

Los dirigentes rurales han asegurado que se ha llegado a un "punto de inflexión" pero que su "lucha continúa hasta la victoria" y han calificado como un "triunfo" el respaldo logrado entre las poblaciones urbanas, a quienes han pedido disculpas por el desabastecimiento generado por la protesta.

En el acto de apoyo de este martes a su gobierno, Fernández vinculó a las entidades agrarias con el golpe militar de 1976 y las responsabilizó de "agraviar a los argentinos" con el desabastecimiento de alimentos. "Quedarse con la chequera del pueblo para engrosar la caja, eso es ser golpista, eso es ser no democrática", dijo el dirigente rural Juan Echeverría ante 30.000 agricultores reunidos en Gualeguaychú.

El paro ocasiona cuantiosas pérdidas

La decisión de los agricultores de no enviar su producción a los mercados y de impedir el transporte de mercaderías no sólo afectó la llegada de alimentos básicos a las ciudades, sino también golpeó la actividad industrial por falta de materias primas para la manufacturación, con pérdidas que los especialistas aún no se animan a cuantificar.

La medida paralizó además al mercado de hacienda en pie y los envíos de granos al exterior, de los cuales Argentina es uno de los principales productores y exportadores mundiales.

La reacción inicial de Fernández de desoír los reclamos del campo y de no dar marcha atrás con los nuevos impuestos, desató protestas en las calles de Buenos Aires y en otras ciudades del país con cacerolas, una forma de reclamo típica de la crisis de finales de 2001 que se derivó en la renuncia del entonces presidente Fernando de la Rúa (1999-2001).

El poderoso sindicato de los camioneros se echó a las carreteras para evitar los bloqueos, mientras que organizaciones de desocupados afines al gobierno trataron de copar la Plaza de Mayo para acallar los "cacerolazos", lo que generó no pocas escenas de tensión en el desarrollo de este conflicto.

La presidenta cree que el ataque es "político"

Fernández interpretó las protestas en el campo y la ciudad como "ataques" a su gobierno por "cuestiones políticas", más allá del origen del reclamo agropecuario, que vinculó a sectores de derecha en los que cree ver resabios de la última y sangrienta dictadura militar (1976-1983).

La ira de los agricultores cristalizada en la firmeza del reclamo en las rutas y la reacción de desaprobación a la política oficial entre los sectores urbanos medios y altos, obligó a Fernández a realizar dos actos públicos masivos en los que intentó reafirmar su autoridad frente a la crisis.

Fernández ganó las elecciones en octubre pasado con el 45,29% de los votos y asumió la presidencia el 10 de diciembre último con una imagen positiva del 56%, que a inicios de marzo ya había caído al 47%, de acuerdo a los sondeos de la consultora privada Poliarquía.