OBLIGACIÓN. Contribuyentes haciendo la declaración de la renta. / ARCHIVO
Economia

La presión fiscal baja por primera vez en cuatro años, aunque supera la media de la UE

Cuatro de cada diez euros ganados se los queda Hacienda, para la que cada ciudadano trabaja unos 130 días al año

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La presión fiscal que sufre una familia media en España bajó en 2007 por vez primera en cuatro años, según un informe elaborado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que achaca ese moderado descenso al recorte registrado en las cotizaciones sociales que han de abonar las empresas por sus trabajadores. Por el contrario, el esfuerzo impositivo de los asalariados no ha dejado de subir desde 2003, de tal modo que la leve disminución percibida el año pasado tan sólo supone un respiro mínimo, sobre todo si tenemos en cuenta que la inflación de los últimos ejercicios casi se ha 'comido' por completo las nuevas ventajas tributarias.

Los técnicos de la OCDE han elaborado sendos cuadros sobre la carga tributaria que sufren los contribuyentes de todos sus Estados miembros. Así, por ejemplo, en el caso de las familias (donde se pone como modelo tipo una pareja con dos hijos), esa presión -cuyo dato se extrae de comparar el volumen correspondiente de ingresos impositivos respecto al PIB- se situaría en el 32,7%, nueve décimas menos que en 2006, y también por debajo de los resultados de 2005 (33,2%) y 2004 (32,9%), si bien resulta algo más elevada que en 2004 (32,5%).

Comparaciones

No obstante, si se compara con el dato de la UE, el esfuerzo impositivo de las familias españolas es aún cerca de un punto más alto. Por países, la presión más moderada se registrada en Nueva Zelanda (2,8%), Islandia (11,4%), Luxemburgo (14,3%), Australia (15,1%) y México (15,3%), amén del caso singular de Irlanda, que incluso refleja un dato negativo (-1,1%). Las tasas más fuertes, por el contrario, se registran en Hungría (43,8%), Turquía (42,7%), Grecia (42,6%), Francia (41,9%) o Bélgica (40,5%). También Alemania (36,4%) e Italia (33,8%) están por encima de España, mientras que el Reino Unido (28,3%) y EE. UU. (18,1%) se encuentran por debajo.

En cuanto a la presión fiscal que sufren los trabajadores solteros sin hijos, la tasa española terminó 2007 en el 38,9%, dos décimas menos que el ejercicio anterior, lo que la sitúa un nivel medio entre los países de la OCDE. Por encima quedan Bélgica (55,5%) Hungría (54,4%9, Alemania (52,2%), Francia (49,2%), Austria (48,55) e Italia (45,9%), entre otros, mientras que por debajo, además del Reino Unido (34,1%) y EE. UU. (30%), destacan México (5,3%), Corea del Sur (19,6%), Nueva Zelanda (21,5%) e Irlanda (22,3%).

Salarios bajos

El informe también evidencia que España es uno de los lugares donde los asalariados han de dar más dinero al fisco. En concreto, para un trabajador sin cargas familiares, casi cuatro de cada diez euros ganados (el 39%) forma parte de las retenciones ya habituales en la nomina -sea por cotizaciones sociales o por el impuesto de la renta (IRPF)- y que al final van a las arcas estatales. Ello resulta problemático para muchos contribuyentes si se tiene en cuenta que, una vez descontado lo que cada empresa paga por trabajador fuera de su sueldo, la retribución bruta media se quedaría en 27.900 euros anuales, casi la mitad de los 51.120 euros que ganan los británicos. Los emolumentos de franceses, alemanes y holandeses también son más altos.

Pese a que el esfuerzo impositivo de los españoles resulta inferior, por ejemplo, al de los países nórdicos (donde el Estado se queda con la mitad de las ganancias de sus trabajadores), en España un asalariado medio dedica 130 días de trabajo al año para saldar cuentas con Hacienda. En teoría, la última rebaja fiscal debería reducir esa relación, pero en la última actualización del Programa de Estabilidad 2007-2010 remitida a la CE, el Gobierno admitía que la presión apenas bajaría una décima en ese periodo desde el 36,8% en que habría terminado 2006, una vez más con la alta inflación como gran culpable.