DONDE LAS CALLES NO TIENEN NOMBRE

La 'Motonada'

No, no es un error tipográfico. Es, más bien, una sensación. El Gran Premio de España de Motociclismo en el Circuito de Jerez ha sido a lo largo de los últimos años para nuestra ciudad y toda la provincia de Cádiz el acontecimiento que mayor impacto económico ha generado en menos espacio de tiempo. Según los datos oficiales, el pasado año nuestros todavía amigos los moteros se dejaron en tres días la nada despreciable cifra de 47 millones de euros. Ahí es nada. No hay evento que pueda hacer sombra a números tan gruesos como estos, no hay espectáculo más rentable para la débil y necesitada economía local. En ese escenario del que han sabido aprovecharse tanto Jerez como las localidades limítrofes, las autoridades calculaban que en la presente edición se iba a llegar a los 50 millones, algo que ya podemos empezar a poner en duda.

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Las medidas de control y tráfico ejecutadas en Jerez y El Puerto de Santa María para dotar de mayor seguridad a la fiesta motera -y nadie pone en duda que este es el aspecto que más hay que cuidar- ya se tradujeron el año pasado en una menor presencia en Jerez de los moteros, que en buena medida prefirieron mover sus máquinas y dejarse los cuartos por otros puntos de nuestra provincia. Como contrapartida se logró garantizar el derecho al descanso de vecinos como los de la avenida, donde, por cierto, y esto es sólo una constatación, el PSOE obtuvo en las elecciones municipales celebradas semanas después los mejores resultados de su historia. Aunque en 2007 se registraron cinco víctimas mortales durante todo el fin de semana en el conjunto de la Motorada, es cierto que también se mejoró la seguridad vial, y este año se ha dado un paso de gigante en ese sentido con un importante aumento de medios humanos y materiales en las carreteras.

Ese es el camino correcto y el propio colectivo de los moteros, en su gran mayoría, aplaude que se ejerza un mayor control y se aumente la seguridad. Lo que no entienden es que se blinde media ciudad y que se les impida el paso constantemente en cada esquina como si se tratara de portadores de la lepra.

Ese malestar por parte de los visitantes es evidente este año en Jerez, donde acostumbrados antaño a la llegada de auténticas legiones moteras, vemos estos días como del lleno hasta la bandera hemos pasado a una media entrada discretita. En la ciudad hay menos moteros, muchos menos, y si las gradas del circuito están repletas en el día de hoy es porque se han dispersado mucho más por otros lugares y porque muchos han decidido venir a última hora.

Es posible que el Ayuntamiento se haya pasado de frenada con los nuevos planes puestos en marcha en la ciudad. La pregunta es: ¿sería posible ejercer este mayor control sobre la Motorada sin necesidad de cerrar media ciudad y ahuyentar a la gallina de los huevos de oro? Yo creo que sí, pero ello obligaría a una cadena de esfuerzos. El primero por parte de los jerezanos, que debemos comprender que se trata de un sólo fin de semana al año, y que compensa desde el punto de vista económico y de promoción turística, soportar los ruidos estos tres días. Nadie se plantea llevarse la Feria del Caballo a los Llanos de Caulina por las molestias que padecen los vecinos de El Bosque o de Jerez 74, ¿verdad? Pues lo mismo.

Y sobre todo creo que urge un replanteamiento del dispositivo por parte del Ayuntamiento y el resto de administraciones. Multas, las más duras. Sanciones, las más ejemplares. Pero sólo a los que comentan infracciones y locuras. No criminalicemos a todo el colectivo cerrando Jerez a la entrada de riqueza. Los policías no deben estar en las esquinas prohibiendo el paso, sino en las calles persiguiendo a los que se pasen de la raya. No es necesario blindar la ciudad para ganar en seguridad, pues a este paso no habrá que preocuparse tanto porque los moteros dejarán a Jerez para una Motonada.