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Un poquito de respeto

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l hilo de lo que de una manera más que acertada comentaba el miércoles Fernando Estrella en esta misma página sobre la dejadez, indolencia, falta de vigor o energía de la gran mayoría de los jugadores cadistas, no he podido evitar darle un repaso a nuestra Liga para comprobar que son pocos los casos que se pueden salvar. Uno de los ejemplos más sangrantes lo tenemos en el Barcelona. Con todas las oportunidades que han tenido los azulgrana esta temporada para haberse puesto por delante del Real Madrid, su ídolo más mediático no ha demostrado ser la estrella que supuestamente es. Se asume que no pase por su mejor momento (a todos nos ha pasado), sin embargo lo que no se puede tolerar es que, para evitar ser criticado, prefiera autodescartarse y así nadie le pueda culpar de los males del Barça. Error mayúsculo el no dar la cara cuando más falta hace y deshonra cuando el capitán Carles Puyol, mata por jugar a pesar de estar lesionado. Eso sí es sentir unos colores y justificar el insultante sueldo que cobran. Sería un claro caso de pasotismo el del brasileño, mientras que en el Real Madrid, tendríamos el caso del prepotente que se cree que los aficionados son tontos. A Schuster parece que no le importó la tristeza del madridismo cuando cayó eliminado en liga de campeones. Otro caso que también resulta espeluznante es el del presidente del Sevilla cuando aleccionó a la masa hace unas semanas. Del Nido no sólo exigió al sevillismo que no pitara al equipo, sino que animó a fomentar el chivatazo entre su propia gente. Podría seguir contando más anécdotas en las que el aficionado más bien vale poco. En todo momento se nos utiliza, bien con engaños o provocaciones en las que no deberíamos caer nunca, entre otras cosas porque las instituciones permanecen, mientras que las personas terminan por marcharse. Espero que lleguen pronto los que hagan posible que nuestros sueños amarillos se cumplan.