El Foro | Asco
Actualizado: GuardarCada vez que se habla de pederastas, de abusos sexuales a menores, siento asco. Es repugnante que un ser humano violente sexualmente a una criatura inocente. Y no hay disculpa posible. No hay ningún argumento para defender semejante aberración. No vale la excusa de la enfermedad. La degeneración de los violadores, especialmente de menores, debe ser castigada con el máximo rigor. El caso de la pequeña de Huelva nos ha conmovido a todos. El crimen parece ya resuelto con la confesión del presunto autor, Santiago del Valle, sobre el que recaían sospechas desde el mismo día de la desaparición de la niña. El tipo se quitó de en medio poco después del suceso, lo que alimentaba la suspicacia. Y además tenía antecedentes penales por abusos a menores, en concreto a sus hijas. Fue condenado a dos años y nueve meses de cárcel por un juzgado de Sevilla en 2002. En la sentencia, el juez precisaba que tanto Santiago del Valle como su mujer padecían esquizofrenia paranoide. Entiendo que la policía no puede detener a nadie sin pruebas pero en este caso, con estas pistas, el asunto olía a podrido y el sospechoso tenía muchas papeletas de ser el criminal. Quizá, los investigadores debieron ser más «incisivos» a la hora de interrogar al individuo poco después de la desaparición de la pequeña. Puede que, con la debida insistencia, el tipo se hubiera derrumbado y hubiese confesado uno días después del asesinato. Se habría evitado así la angustiosa incertidumbre de la familia de Mari Luz que se ha prolongado durante casi dos meses. No obstante, a pesar del tiempo transcurrido, hay que felicitar a la policía por la resolución del caso. Lo que resulta triste y a la vez peligroso es la indefensión de los ciudadanos ante los degenerados. ¿Cómo es posible la reincidencia en los delitos sexuales? ¿La Administración de Justicia no puede hacer nada para prevenir los actos de individuos como Santiago del Valle? Sucesos como este provocan una justificada alarma social. Cualquiera, cualquier día, puede convertirse en víctima de un degenerado, porque él también tiene «derechos». El derecho a la rehabilitación, a la reinserción, a la recuperación social. El problema es que hay bestias que nunca cambiarán y que no deberían disfrutar del libre albedrío.