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La 'solución' vasca

La reaparición de ETA tras las elecciones puede dar la impresión de que vamos a volver a vivir en esta legislatura una segunda edición de la anterior, esto es, el debate de los dos grande partidos en torno a las mismas cuestiones sobre la unidad, la negociación con ETA, etc. De ser las cosas así la organización terrorista trataría de llevar al Gobierno y al PP a los enfrentamientos tradicionales y a la reiteración, por parte de cada una de las dos partes, de los argumentos manejados en el pasado: de hecho las reacciones ante el atentado en Calahorra han ido en la línea de un retorno a la situación en tiempos preelectorales. No lo creo así. Yo pienso que los nacionalistas y los socialistas habían previsto en sus larguísimas negociaciones una salida para el caso de una nueva victoria socialista.

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Yo no creo que vaya a mantenerse durante mucho tiempo esta situación sin salida y, por lo mismo, exasperante. Como digo, sospecho que Zapatero tenía y tiene un plan para el País Vasco que va a intentar llevar a cabo en esta legislatura y que consiste en encontrar la paz a cambio de un alto precio nacional. En cuanto al papel que se tenga reservado al PP creo que va a ser parecido al que tuvo en Cataluña con motivo de la formación del tripartito y la promulgación del Estatuto catalán. El Gobierno va a convertirlo en un convidado de piedra.

Con la fuerza moral que le ha dado el haberse convertido en el primer partido vasco en el Congreso de los Diputados, Zapatero va a negociar con Ibarretxe las condiciones de una aproximación a ETA y por tanto tiene que reconducir la consulta popular que le lehendakari anunció para el mes de octubre. Está cantado que el triángulo negociador va a estar compuesto por el Gobierno, el PNV y ETA y también está cantado que una gran parte de los pactos discurrirá en conversaciones secretas. Los ciudadanos iremos teniendo información de aquellos que el Gobierno considere conveniente y que será aquello que tenga que ver con el objetivo de una institucionalización del País Vasco. Será para entonces cuando se deje entrar al PP y para entonces será irrelevante lo que piense la dirección de éste, es decir, de Mariano Rajoy. Que seguirá hablando de unidad o cosas así.