SOLIDARIA. Erykah Badu combate la injusticia. / LA VOZ
Cultura

Concepto 'soul'

Erykah Badu reaparece con un trabajo conceptual, crítico con la realidad social

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Es posible que Estados Unidos se encuentre en los prolegómenos de un nuevo horizonte económico y social que podría pasar por el hito de contar con un presidente afroamericano. El ascendente empuje preelectoral de Barack Obama como paradigma de una nueva conciencia nacional lista para hacer olvidar la deplorable etapa Bush, pasa por la recuperación de la dignidad política exterior para su país y un más justo reparto de riquezas entre sus habitantes.

Tanto el cine como la música estadounidense hace años que vienen retratando la triste realidad de su país y exigiendo ese potencial cambio que su pueblo necesita.

El nuevo álbum de Erykah Badu (Dallas, Texas, 1971) se suma a esa corriente de concienciación sociopolítica en la que es obligado denunciar el presente con objeto de agitar las emociones del interlocutor y despertar en él sentimientos de rabia que le inclinen a requerir esa necesaria reforma cívica. New Amerikah Part 1: 4th World War (Universal Motown) -se prevé la publicación de la segunda parte para el próximo verano- se muestra como una obra conceptual que fantasea sobre la existencia en el presente de una hipotética cuarta guerra mundial sin armas reales pero con efectos espirituales letales en los que abunda la insolidaridad y la corrupción.

Erykah Badu ha planteado su obra como un collage de sonidos y textos en los que se apela a la conmoción interior para compensar ese exceso de individualismo materialista que caracteriza al ser humano con el rebrote de una fraternidad solidaria que haga fluir la comunicación afectiva y los buenos sentimientos hacia el prójimo.

Grabado en los estudios neoyorquinos Electric Ladyland, el disco es un conglomerado de efectos que aglutina buena parte de la cultura afroamericana mediante el uso de fragmentos sampleados, en los que lo mismo se recogen frases recitadas que instantáneas sonoras, que hacen un completo barrido por la rica complejidad estilística que ha caracterizada a la música de color durante los últimos 50 años.

Huyendo de la trivial vanidad estética que estigmatiza al R&B actual, la Badu se posiciona en la delantera del neo soul gracias a su asombrosa capacidad de síntesis para rescatar un pasado lícitamente reivindicable, y con un estimable poder de convicción que sitúa el producto en un incuestionable presente o incluso, analizado desde la fantasía inducida, en un deseable futuro próximo.

Siluetas de soul apasionado, recortes de funky virulento, pasajes de blackploitation fílmico y fraseos de hip hop acusador configuran esta especie de ensayo utópico que más que narrar la desolada realidad, articula desencantos y contextualiza alternativas para que al final sea el desarmado oyente quien emita juicios reprobatorios.