Apuntes

Escándalo premiado

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

a dimisión del gobernador de Nueva York Eliot Spitzer por haberse relacionado con una prostituta, mientras se empleaba en combatir la corrupción, resultaba obligada a la luz de la moralidad que guiaba su actuación política que exigen los estadounidenses a sus representantes públicos. Pero no deja ser un síntoma de hipocresía social que Ashley Alexandra Dupré, la mujer por cuyos servicios pagaba Spitzer, disponga ahora de ofertas millonarias para aparecer en programas de televisión dirigidos a un público adulto. Existe una contradicción difícilmente salvable entre castigar al protagonista del escándalo y premiar, después, al motivo de ese mismo escándalo. Aunque igualmente significativo resulta que esa doblez moral haya llevado al sustituto de Spitzer a confesar que él y su mujer fueron adúlteros durante una crisis matrimonial, confundiendo innecesariamente su vida íntima con los requerimientos de su gestión pública.