Transportes Comes: la huelga de los 80 años
A mi, como usuario, que me lo expliquen. ¿Cómo puede constituir la seguridad del transporte el meollo de una negociación laboral? En Transporte Generales Comes alguien tendrá que explicar cómo es que un tema tan delicado como el de la seguridad puede formar parte de la plataforma reivindicativa de los trabajadores y no de los estándares de la propia compañía y de la exigencia de las autoridades competentes.
Actualizado: GuardarCon las negociaciones medio estancadas y en vísperas de la primera jornada de huelga prevista para el 19 de marzo, Miércoles Santo y Día de la Provincia, lo curioso del caso es que las principales pancartas esgrimidas durante los meses de conflicto denunciaran fundamentalmente que «la seguridad es lo primero, Comes incumple la ley y la Junta de Andalucía es responsable». ¿En qué puede vulnerarse la seguridad de este servicio de pasajeros? En lo que el comité, liderado por CGT, un sindicato relativamente minoritario pero bien asentado en esta empresa, viene denominando «jornadas maratonianas de conducción», con una misma plantilla para evitar ampliaciones de personal y costes suplementarios.
Otra de las cuestiones que cabe plantearse es si esta sucesión de paros y huelgas han sido realmente inevitables: se cuentan por miles los usuarios afectados en toda la provincia, máxime en fechas tan cruciales para el transporte público como las de carnaval o los próximos Viernes Santo y Domingo de Resurrección. Hay que recordar que tras un encierro y una acampada de la plantilla ni siquiera la intermediación de Juan Bouza, el delegado provincial de Empleo, había logrado hasta el momento presente que se recondujeran las conversaciones entre las partes. Lo extraño es que la empresa siguiera enrocada durante este periodo en cuestiones relativas a la seguridad y la reducción de jornada, cuando al parecer los representantes de los 300 empleados de la firma que llevan casi año y medio sin convenio sólo reclamaban en este contexto que se cumpliera la ley. Si esto es realmente así, ¿cómo es que Julio Álvarez, director de Comes, haya asegurado que la petición de jornada que reclama parte social resulta inviable?
Sobre todo, teniendo en cuenta quien marca la ley: la Unión Europea, a través de una directiva comunitaria que limita el número de horas diarias y cuyo cumplimiento, al día de hoy, no se exige por parte de la Junta de Andalucía en nuestra comunidad autónoma ni del ministerio de Fomento a escala estatal. Los operarios de Comes son conscientes de que este conflicto va más allá de su propia empresa, ya que «si se consigue la reivindicación de la jornada en el convenio, se abre una puerta para todo el sector del transporte, tanto en Andalucía como en el resto del estado, un punto de referencia en el resto de la negociación colectiva en el sector». Cierto es que todos los indicios apuntan a un acuerdo más o menos inminente, ya que la distancia en la negociación es mucho menor ahora que cuando comenzó este conflicto. Pero a lo largo de estos meses se han producido denuncias importantes. Como cuando el comité dio en insistir en que la Junta de Andalucía y Transportes Comes «permiten la inseguridad en la empresa, pues la plantilla está cansada de echar hasta quince horas-algunas veces se han dado 18 horas de jornada con niños y ancianos en el autobús». La plantilla simplemente reclama que no se cubran jornadas laborales ¿de más de diez horas de duración!, cuando habitualmente rebasan el cómputo de doce.
Esa es una de las actuales banderas reivindicativas: que el cómputo de la jornada pase a ser de seis horas nueve como máximo y erradicar los tres cortes de jornadas que tienen a diario. Los trabajadores esperaban que sus denuncias y las sucesivas convocatorias de huelga, convocadas en las provincias de Cádiz, Sevilla y Málaga, desde el pasado mes de diciembre, llevaran a la Junta de Andalucía a reclamar la rescisión del contrato que presta esta firma en las líneas públicas.
Alrededor de 18.000 viajeros resultaron afectados por las seis huelgas vividas en el seno de esta empresa, cuyos trabajadores también vienen pagando caras sus reivindicaciones. Claro que hay un coste añadido, el de la imagen: la silueta verde de los autobuses de Comes goza de una absoluta simpatía en numerosos lugares de la provincia, sobre todo en poblaciones apartadas, donde su veterana carcasa: sus orígenes se remontan a ochenta años atrás, en 1927, cuando Alejandro Ivison puso en funcionamiento la línea de transporte de pasajeros y correspondencia «Cádiz-Algeciras-La Línea de la Concepción», heredera de una antigua ruta de diligencias. Años más tarde, esta concesión junto con la de Cádiz a Alcalá de los Gazules, fue transferida a Asunción Comes Merino que, en 1971, constituyó la sociedad anónima que sigue llevando su apellido. Tanta historia común no se merece este mal rato.