El renacer de Armando
Actualizado: GuardarMarca: Dos puntos. As: Dos ases. El País: «El Athletic gana gracias al impagable trabajo de Armando». Ya no queda ninguna duda de que el ex guardameta cadista ha renacido en Bilbao. En el último partido de Liga disputado ante el Valladolid (2-0 para los leones) Armando se bautizó ante San Mamés con 37 años.
El actual portero rojiblanco vio cómo se quedaba a tan sólo tres años de los temidos 40, el pasado 16 de enero. Entonces, era suplente en un equipo de Segunda División. Unos días más tarde, su vida dio un vuelco de cuento de hadas, y se enfundaba los guantes para enfrentarse al Zaragoza en La Romareda. En un equipo de Primera División. En su añorado Athletic de Bilbao. Un sueño se había cumplido: el de Armando.
Pero la onírica estampa tenía su lado menos amable. La afición del Athletic no conocía de nada a ese portero nacido cerca de las playas de Sopelana (Vizcaya), pero que llevaba media vida bañándose en la Victoria.
«Al principio la gente de Bilbao recibió a Armando con mucha desconfianza. Fue una sorpresa. Tenía 37 años, era vasco, pero nadie le conocía. Sólo entrenó dos días y ya era titular. Parecía un conejo de la chistera de Caparrós en el que nadie tenía ninguna confianza», explica un periodista deportivo de El Correo.
La desconfianza ha ido tornando en apoyo, e, incluso cariño con el paso de las jornadas. «Aquí la gente no es muy pasional, pero se está haciendo querer. Además, está dando la impresión de ser un portero seguro, que sólo tiene algunas dudas por alto, y que además es muy agradable en el trato, tanto con los periodistas como con la gente. Algo de agradecer en un equipo en el que hay gente que está muy subidita», asegura el periodista vasco.
Un tipo agradecido
El propio Armando está sorprendido por lo bien que le están yendo las cosas en Bilbao y agradece en cada ocasión la oportunidad que el destino le ha brindado. «Estoy orgulloso, muy contento de poner mi granito de arena. Se me fichó para sustituir la vacante de Iraizoz y ya dije que iba a intentar ayudar en todos los aspectos, jugase o no jugase. Estar jugando es un privilegio y una oportunidad que no pienso desaprovechar», dijo ayer mismo el arquero rojiblanco.
Ante el Valladolid, Armando tuvo también la ocasión de enfrentarse a un ex compañero cadista como Jonathan Sesma, al que le ganó claramente la partida. «Tuve la ventaja de que jugué cuatro años con él y le conocía», indicó entre risas.
El buen humor no es lo único que se ha llevado Armando de Cádiz, una ciudad y un equipo que recuerda con enorme cariño. «Aquí en Bilbao nunca ha tenido una mala palabra de Cádiz o de su antiguo equipo. Se nota que estuvo a gusto allí. Incluso sigue firmando camisetas del Cádiz en Lezama a aficionados que se lo piden. Algo que nos ha llamado mucho la atención», resume el periodista de El Correo.
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