POR DETRÁS. Fernando Alonso ha estado lejos de los más rápidos en pretemporada. / LA VOZ
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Alonso emprende la reconquista al volante de su nuevo Renault

El asturiano regresa a su equipo de siempre obligado a remontar El R28 parte con un importante retraso con respecto a los Ferrari y McLaren

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Uno de aquellos días de invierno, el mercadeo periodístico en ebullición, especulaciones a todo trapo, margarita al aire deshojándose, ¿será una rosa, será un clavel?, parado de lujo después de la ruptura total con McLaren, sin haber decidido ni su futuro ni su equipo, Fernando Alonso cogió el coche desde su Asturias natal, cruzó el puerto de Pajares por el túnel y se plantó en el circuito de karts de un viejo amigo en el norte de la provincia de León.

Allí, con la pista cerrada al público en diario laborable, reprodujo las sensaciones que lo hacen feliz. Al volante de un monoplaza, con el rugido de un motor taladrando sus oídos, quemando gasolina como un desaforado. Allí se olvidó durante un día de la decisión que tomaría en breve. Por encima del dineral a fondo perdido de Toyota, del nuevo horizonte que parecía abrirse en Honda, de los ingenieros amigos que mejoraron el Red Bull, el doble campeón del mundo tenía entre ceja y ceja el regreso a casa. De vuelta a Renault.

Para lo bueno y lo malo

Fernando Alonso ha elegido Renault y sus consecuencias. Como una liturgia de boda, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza. Para todo, lo bueno y lo malo, subyace su química personal con Flavio Briatore y su entendimiento sin muchas palabras.

En Australia queda inaugurado el periodo de la reconquista. Las carencias del Renault sin Alonso quedaron plasmadas en las clasificaciones el año pasado más allá de forofismo patriótico o diagnósticos interesados. El mayor éxito del equipo fue el segundo puesto de Kovalainen en Japón. Hubo seis pilotos (Raikkonen, Hamilton, Alonso, Massa, Heidfeld y Kubica), es decir tres coches (Ferrari, McLaren y BMW) varios escalones por encima. Renault fue un pasajero invisible en el Mundial que coronó a Kimi.

Los milagros no existen en la Fórmula Uno. No, al menos, de un mes para otro. Alonso arrastra su elección en los pronósticos. Los entrenamientos de pretemporada lo han desplazado de los vaticinios. El R28 es una herencia del R27 y de momento no da perfil ganador. Y es previsible que no mejore hasta el regreso de las carreras a Europa (Montmeló, 27 de abril).

«Ferrari, McLaren y BMW están por delante, pero tener a Fernando es una motivación para todo el mundo», comenta Flavio Briatore, un gestor de equipos, potente encantador de serpientes.

Del talento de Alonso, de su intuición para entender los mil ritmos de los coches de F-1, espera obtener réditos Briatore. El efecto en los paneles de resultados no ha hundido la moral en el garaje Renault. Los optimistas ven la botella medio llena. Consideran que Alonso ha aportado ya una mejoría de tres décimas por vuelta al coche que renqueaba el año pasado. Los pesimistas ven el frasco medio vacío. Entienden que el R28 no es el bólido puntero con el que Renault y Alonso conquistaron dos títulos del mundo, y que hay demasiado trabajo por delante para revertir la situación ante McLaren y, sobre todo, Ferrari.

Si tiene que ser, será con Fernando Alonso, que ya ha comprobado cómo la convivencia laboral con Nelsinho Piquet dista mucho de la tortuosa relación con Hamilton en McLaren. El brasileño muestra ambición, pero está verde al volante. A bordo de su séptimo curso en la Fórmula 1, se hace imposible entender la trayectoria de Alonso sin Flavio Briatore. Cuentan que, escamado en McLaren, al margen su salario y en la misma latitud que el potencial del monoplaza, Alonso se decantó por Renault por la química personal que le une al magnate italiano.

Cuentan los amigos del asturiano que los contratos no han roto el buen sabor de su convivencia, que Briatore se tragó los sapos de los cuernos en el fichaje por McLaren, que se siente arropado en su casa de siempre y que, por inconcebible que parezca, aún se puede hablar de afecto en la F-1.

«Pensar en el podio en Australia es demasiado optimista»

Fernando Alonso entrenó seis días en Montmeló y dictó la base del coche para este inicio de temporada. Aanalizando los tiempos en condiciones de carrera, el R28 no ha estado tan lejos de los Ferrari como pudiera parecer, aunque en el equipo francés se quiere mantener la cautela. Hasta la primera carrera de la temporada europea, que se disputará en España, no se sabrá si Renault luchará por el podio.

-¿Puede sacar conclusiones de las pruebas invernales?

-No se podrán sacar hasta que el campeonato llegue a Europa. Cada año hay un poco de incógnita de cómo van a ir las cosas cuando llegues a Australia. Por tanto hay que esperar.

-¿Y Renault dónde está?

-Pues bastante atrás. No estamos en condiciones ahora mismo de luchar por nada importante. Creo que Ferrari está delante de todos. McLaren y BMW, también, y nosotros estamos por detrás, en un grupo con Red Bull y Williams. Pero todo puede cambiar rápido.

-¿Se ven capaces de dar un salto a mitad de temporada?

-Esperemos que sí. Creo que el equipo tiene algunas ideas y algunas zonas del coche que claramente deben ser mejoradas, como el agarre, la tracción. La aerodinámica es el punto débil ahora mismo y lógicamente va a haber evoluciones.

-¿Ve posibilidades de subir al podio en Australia?

-Está muy lejos... Creo que acabará como el año pasado: dos Ferrari, dos McLaren y dos BMW. Así optaremos a la séptima plaza. Pensar en el podio es demasiado optimista hoy en día. Fríamente, es más un sueño que un objetivo al alcance de la mano, por desgracia.

-Este año puede pasar de luchar por el título a hacerlo por los puntos. ¿Cómo se lo tomará la afición?

-Pasa en todos los deportes. Ningún equipo o deportista gana seguido demasiado tiempo y en este deporte más. Schumacher logró dos títulos con Benetton y luego estuvo cinco años sin ganar. Esto es la Fórmula Uno.

-Aparte de Ferrari, ¿qué equipo cree que puede estar arriba?

-BMW. Van a ir muy rápido. Son los que más me han sorprendido, sobre todo ahora en febrero.

-¿Puede dar la sorpresa en Australia?

Hace un año, en McLaren decía que las victorias eran casi imposibles a estas alturas y al final casi se gana el campeonato. Ojalá pase lo mismo.