TRANQUILO. Sarkozy, tras escoger su papeleta. / REUTERS
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El voto a la izquierda castiga a Sarkozy

La victoria de Juppé en Burdeos salva el honor del bando conservador en la primera vuelta de las municipales, pero ve peligrar Toulouse de cara a la segunda

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La oposición de izquierda se impuso ayer con holgura en la primera vuelta de las elecciones municipales a la derecha gobernante que sufrió el voto de castigo por la pérdida de poder adquisitivo y la impopularidad de Nicolas Sarkozy a los diez meses de llegar a la presidencia de Francia. La reelección del ex primer ministro Alain Juppé como alcalde de Burdeos a las primeras de cambio salvó el honor del bando conservador, que perdió de entrada ciudades como Tourcoing o Ruán y ve peligrar Toulouse y Estrasburgo en la ronda definitiva del próximo domingo, mientras los socialistas revalidan la alcaldía de Lyón y se mantienen firmes en París.

Según las primeras estimaciones divulgadas al cierre de los colegios electorales, la izquierda obtuvo en los municipios con más de 3.500 habitantes el 47,5% de los votos frente al 40% reunido por las formaciones conservadoras. El MoDem centrista obtuvo el 4,5% de las papeletas, las extremas izquierda y derecha el 2% cada una y el resto de las listas, el 4%. Estos datos provisionales, que marcan una tendencia confirmada con el avance del escrutinio, reflejan un notable avance de las candidaturas de socialistas, comunistas y ecologistas respecto a los resultados registrados en la anterior consulta, celebrada en 2001.

En la primera vuelta de entonces la correlación de fuerzas fue favorable al centroderecha con un 47% de los sufragios sobre el 44,87% de la izquierda. Hace siete años el ultraderechista Frente Nacional logró el 3,73%, la extrema izquierda el 2% y el resto de los aspirantes se repartió el 2,38%.

Aviso al Gobierno

Nada más conocer la victoria en la primera parte del encuentro, que concluirá el próximo domingo, el primer secretario del Partido Socialista, François Hollande, valoró que el revés electoral representaba una advertencia al Gobierno y a Sarkozy sobre su política, «en particular sobre el poder adquisitivo». «Nada está ganado todavía, una desmovilización de nuestro electorado sería un grave error», alertó el líder socialista, reelegido con el 72% de los votos en su cantón, que anunció que el departamento de Corrèze, feudo del neogaullista Jacques Chirac, cae en el saco de la izquierda tras 23 años en manos de la derecha.

En la otra cara de la moneda, el primer ministro, el conservador François Fillon, trató de ver la botella medio llena al opinar que las cifras son «más equilibradas de lo que nos habían anunciado a lo largo de toda la campaña». El jefe del Gobierno, cuatro de cuyos miembros salieron airosos del primer asalto, invitó a los electores a «no mezclar lo que está en juego» y a pensar «primero en el interés de sus municipios».

Fillon, salió elegido concejal en Solesmes, un pueblo de 1.450 habitantes situado en su feudo electoral de La Sarthe (oeste de Francia) de donde es diputado desde 1981. Fue un resultado garantizado pues formaba parte de la única lista en liza con la curiosa compañía del reverendo Patrick Hala, uno de los 55 monjes de la abadía de Saint Pierre cuyo canto gregoriano es famoso en todo el mundo.

Censo de religiosos

Los benedictinos forman parte desde 1860 del consistorio de una localidad en la que los religiosos representan el 10% del censo, incluidas las 45 monjas de la abadía de Sainte Cécile. Fillon se compró en 1993 una casona del siglo XVIII junto al río a la que acude regularmente con su mujer y cinco hijos, una familia muy apreciada por los monjes al contrario que la vida privada de Sarkozy. El presidente, divorciado en octubre por segunda vez, acudió a votar sin su tercera esposa, la italiana Carla Bruni, que no se inscribió a tiempo en el censo electoral. Era la primera vez que lo hacía en París, a cuyo octavo distrito pertenece el Elíseo, pues hasta su llegada en mayo al palacio presidencial estaba domiciliado en Neuilly sur Seine. En este acomodado suburbio limítrofe con la capital votó Jean Sarkozy, su hijo de 21 años, que sigue los pasos paternos en la política como candidato en las cantonales.