ÉXITO. Juan Carlos Higuero, segundo, durante la carrera. / EFE
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Higuero salva a la selección española con su actuación en los 1.500 metros

El burgalés se clasifica para la final con brillantez y Casado por los pelos

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Juan Carlos Higuero, con los deberes hechos, observaba la semifinal de Arturo Casado desde la atalaya de la televisión. Sonreía de pura satisfacción después de clasificarse para la final de 1.500. El burgalés, batido por el madrileño en los Campeonatos de España, había disfrutado en una carrera que limpió Daniel Kipchirchir Komen, el joven keniano que vuela en los mítines y duda en los Mundiales. Fue un ritmo exigente que borró de la punta del grupo a los rebeldes, pero no llegó a ser demoledor. Higuero se frotaba los ojos: la carrera ideal. «Yo veo espacios y me motivo», exclamaba.

Arturo Casado viajó en una carrera parecida, pero no idéntica. Rashid Ramzi y Mekkonen Gebremedhin dieron una vuelta de tuerca. No pusieron un ritmo duro, pusieron uno demoledor. Y en la última vuelta Casado se derrumbó. Se quedó sin fuerzas, vacío. 150 metros eternos. Un suplicio. Pero sufrió y entró cuarto con un tiempo (3:40.99) que le repescó para la final. Higuero observaba la debacle de su verdugo dos semanas antes mientras meditaba sobre lo duro que lo tendría para recuperar.

Higuero sostiene la bandera. El público español necesita un atleta con opciones en su carrera predilecta. El mediofondista de Aranda de Duero se perfila como la única baza. Aunque esta vez no intuye qué tipo de final se va a encontrar. «Ojalá sea limpia porque si es así yo tengo más opciones, pero puede ser desde un 1.500 en 3.35 a uno en 3.50. Es imprevisible».

Mayte, impecable

Mayte Martínez lleva dos semanas al lado de María Mutola. Juntas, que no revueltas. Ambas solventaron el envite con oficio de las semifinales de 800. El primer encuentro colocó delante a la histórica atleta mozambiqueña, ocho Mundiales, siete títulos, una medalla de plata, pero tras ella entró la vallisoletana, que está en todo.

Otros que también superaron la primera criba fueron Sergio Sánchez, que se metió en la final de 3.000 tras concluir en la cuarta posición (8:04.71); Eugenio Barrios y Manolo Olmedo, que pasaron por puestos a las semifinales de 800, y Ángel David Rodríguez, que salió vivo de las series de 60 (6.69), pero no de la siguiente eliminatoria (6.70 y quinto).

La primera jornada, eso sí, descabalgó de los campeonatos a Javier Bermejo (2,24) en altura, Patricia Sarrapio en triple (13,86), Isabel Checa en 3.000 (9:06.21, ocho segundos mejor que su anterior plusmarca), Mark Ujakpor (47.94) en 400 y Manolo Martínez, que cayó con dignidad.

El leonés no salió herido. «He disfrutado y eso ya es importante». Al menos había mejorado su marca del año (16,56) con un mejor lanzamiento de 19,75. Además, inscribió su nombre en la historia de los campeonatos al igualar a Javier Sotomayor como el atleta que más veces, ocho, ha participado en un Mundial bajo techo.

Manolo Martínez resumió su concurso como un «buen test general previo a los Juegos Olímpicos». No serán las mismas circunstancias, pero la rutina le valía. Horas de sueño, alimentación, hidratación, calentamiento, diversos aspectos que quedan grabados en su disco duro. Su evolución este año, dice, se ajusta a las previsiones. Su hoja de ruta marca acercarse a los 20 metros en esta competición, rebasar esta frontera en mayo y asentarse por encima de los 20 durante junio y julio, y al final, en agosto, legar a la meta de Pekín con la posibilidad de irse más allá de los 21 metros.