«Desde niño quise ser actor»
Rodolfo Sancho interpreta a un cura que sufre mal de amores en los años 20
Actualizado: GuardarUna historia de amor imposible por las diferencias de clase durante la dictadura de Primo de Rivera, en los convulsos años veinte, ambienta La Señora, el melodrama protagonizado por Adriana Ugarte y Rodolfo Sancho que TVE 1 estrena este jueves. Con el nuevo título, Sancho vuelve a un medio que le ha proporcionado éxitos como Amar en tiempos revueltos -producida por Diagonal TV, la misma que arropa la nueva serie- pero que también ha fagocitado su trabajo en MIR, serie médica de Telecinco suspendida por su baja audiencia. No obstante, el actor va dando pasos certeros en la interpretación, oficio que, como bien sabe por su padre, Sancho Gracia, es una carrera de fondo, con altibajos. En cine ha participado en títulos como La noche de los girasoles y, más recientemente, El prado de las estrellas, de Mario Camús. Ahora, en La señora, dice afrontar su papel más importante, el de un chico que acaba metiéndose sacerdote a causa del desamor.
-Sacerdote por un desengaño. ¿Cómo es este nuevo personaje?
-Posiblemente es el más profundo e interesante de mi carrera. A veces, en televisión, se hacen tramas que se quedan en la superficie, sin profundizar en los conflictos de los personajes, pero tengo la suerte de que con la misma productora he podido interpretar dos personajes de gran calado como Antonio (Amar en tiempos revueltos), un hombre marcado por la dictadura pero que, salvando las distancias de la época, tenía unos ideales muy próximos a los míos. Aquí, en La Señora, ocurre algo parecido; el hecho de que la historia se enmarque en los años veinte implica también trabajar en otros códigos sociales y otra época.
-Lleva buena racha. El año pasado estrenó La noche de los girasoles y ahora se puesto a las órdenes de Mario Camús...
-Ha sido un honor trabajar con él, y en un personaje también muy peculiar, con un mundo interno complejo que se esconde detrás de las palabras. Sobre la buena racha, yo digo que este trabajo lo comparo con el de los deportistas, que si corren mucho al final les ponen en el equipo.
-No tuvo la misma suerte con el papel de médico en MIR, serie que se terminó retirando por falta de audiencia...
-Todavía tenemos en España series muy generalistas, dirigidas a toda clase de público. En Estados Unidos, sobre todo en canales especializados como HBO, se arman unas series que van dirigidas a un público más concreto. Aquí, todavía tenemos que hacer series que convenzan al niño, al abuelo y a la madre... Cuesta arrancar porque hay mucha ficción, mucha oferta, aunque eso también es bueno para la industria. De todas formas, la última entrega de MIR está terminada de rodar. Yo no sé qué pasará con ella.
-¿Y la calidad de la ficción ha subido?
-Ha pegado un subidón increíble en los tres últimos años en el sentido técnico. A mí una serie como Desaparecida me ha gustado mucho, casi se trataba de una película bien hecha. Ha sido una forma de especialización en otras tramas que se salen de las generalizadas para todo público.
- ¿Un actor de hoy puede vivir sin la televisión?
-Sufrimos ciclos. El cine vive ahora un momento complicado, en una transición que yo creo que va a llegar a buen puerto, y la televisión tiene mucha fuerza.
-¿Cuál es su aspiración profesional?
-Siempre digo que lo que quiero es hacer buenos personajes, papeles que me llenen. Ese sueño de hacer mucho teatro o cine no lo tengo. A veces, en grandes éxitos puede tocarte una porquería de papel, y en otros títulos pequeños salen personajes que son preciosos. No es fácil, por eso estoy satisfecho con los últimos trabajos porque son papeles que tienen algo donde agarrarse.
- Su padre está rodando Los libertadores. Es posible que coincidan en antena.
-Está rodando una gran serie para TVE en América Latina. Es un producto ambicioso y muy bonito.
-¿Le influyó a la hora dedicarse a la interpretación?
-Nunca se sabe. Con mi padre he vivido lo duro que puede ser una carrera de actor y lo que también tiene de gratificante. Probablemente hay gente que empieza sin saber lo que es esta profesión y cree que todo es fama, vino y rosas. Y no es así. Esa experiencia, ese poso lo he visto desde pequeño y me ha ayudado mucho. Desde muy niño quería ser actor. Luego, en la adolescencia, sentí un rechazo propio de la edad, pero en cuanto acabe COU me metí en la escuela de interpretación porque sabía que era lo mío.