APUNTES DEL DÍA

Polémica plural

La agudización del bipartidismo en esta campaña llevó ayer a IU, CiU y el PNV a intentar, in extremis y en vano, que el Supremo suspendiera el segundo debate Zapatero-Rajoy por vulnerar la pluralidad partidaria y el reparto proporcional del tiempo de información electoral.

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Al trasladar a los tribunales la denuncia que vienen reiterando desde que se abrió la carrera hacia el 9-M, los tres partidos confirieron relevancia judicial a lo que puede interpretarse tanto como una imperfección de nuestro sistema democrático, como un reflejo de las propias carencias de quienes participan del mismo.

El artículo sexto de la Constitución consagra el valor de los partidos como expresión del pluralismo político, un reconocimiento explícito que aúna bajo el mismo derecho a las formaciones mayoritarias y a las que no lo son. Es cierto que la Ley Electoral, tal y como está concebida, no prima en igualdad de condiciones a todos los partidos, perjudicando singularmente a IU.

Como lo es que el modelo electoral español ha visto intensificada su bipolaridad, lo que supone una simplificación inexacta de la realidad política y social.

Pero si bien puede cuestionarse que un debate a sólo dos bandas represente íntegramente esa diversidad ideológica, también es dudoso que llegue a violentarla cuando el PSOE y el PP ocuparon ya en 2004 el 89% de los escaños en el Congreso con el 80% de los votos.

Y no puede obviarse que la minoría del PNV y CiU no es tal en sus respectivas autonomías, en las que ambos se han conducido históricamente con la preponderancia de las formaciones mayoritarias.