El Jeme | La octava
Actualizado: GuardarEl PSOE colecciona victorias electorales en Andalucía como el Madrid Copas de Europa. En marzo va a por la octava con sus efectivos más motivados que nunca, porque nada une tanto como la amenaza de perder el condumio, y es que siendo legión los que viven de la cosa pública, si gana el PP, en Andalucía puede producirse una crisis humanitaria de envergadura. Prietas las filas…
¡Ah, que no sabía usted que en An-dalucía también hay elecciones!
¡Claro! Como sólo se habla de Zapatero y sus dramatizaciones se nos ha olvidado que el de aquí es Chaves, nuestro Presidente, que últimamente parece bajo de tono porque se le está criticando mucho, ¡con la de cosas que ha hecho por Andalucía! Suele pasar que después de tanto tiempo, uno se termina creyendo que esto es suyo y por eso las críticas duelen más. Para animarlo vendría bien algo de autocensura, pues si los medios de comunicación saben qué es lo que de verdad irrita al régimen, deberían ser un poco más comedidos con ese tipo de noticias, ya sabe: paro, PISA o POTA. Algunos lo han entendido perfectamente.
El único problemilla es que esto produce un efecto indirecto algo perverso; como las críticas a la Junta irritan, la información queda reducida, en mu-chas ocasiones, a la broma o a la descalificación que los dirigentes populares hacen de los responsables políticos autonómicos. El PP es presentado como un partido de gente que sólo sabe protestar y cabrearse, incapaz de ofrecer alternativas. Va calando en los ciudadanos la visión del PP como un partido extremista y sin mensaje y, lógicamente, una opción así no puede gobernar Andalucía. Ni Orwell.
Pero las encuestas sugieren una Andalucía bipartidista. Por razones obvias, pues el otro ya está gobernando, sólo el PP puede liderar un cambio, pero para ello debe convencer a quienes son capaces, cada cita electoral, de cambiar su voto, examinando críticamente al que gobierna y evaluando la calidad de las opciones que se presentan. También ayudaría renovar parte de la tripulación, principalmente la que no se cree que pueden ganar.