«Ahora le hablamos y nos mira a la boca»
«Nuestra hija es ahora como un recién nacido; está desarrollando el lenguaje y es incapaz de seguir una conversación»
Actualizado: GuardarLa pequeña Carmen vive en un mundo nuevo. Ha comenzado a percibir sonidos e incluso los produce. Los médicos de la Clínica Universitaria de Navarra que la atienden creen que éste es un «indicio muy positivo», aunque todavía, según explican, es temprano para asegurar que la niña llegue a estructurar frases o tenga la capacidad de entender una conversación, «por sencilla que sea». Sus padres, Antonio Serrano y Maika Davó, están a la espera de los acontecimientos. Pase lo que pase, mantienen viva la esperanza. Tienen motivos para ilusionarse, pero son conscientes de la gravedad de la lesión de Carmen. «Intuimos que la niña nunca llegara a hablar como los demás, pero cualquier mejora es para nosotros un mundo».
-¿Cómo se encuentran?
-A la espera. Dicen los médicos que estos momentos son comparables a los de un recién nacido, que está desarrollando el lenguaje y es incapaz de interactuar en una conversación. ¿Ya veremos!
-¿Ustedes, cómo la ven?
-Como no la hemos visto nunca. La niña ha empezado a balbucear y a emitir sílabas como ma-ma-ma. Ahora le hablamos y nos mira a la boca, responde a nuestros ruidos. En general, nos presta más atención cuando nos dirigimos a ella.
-¿Cómo recibieron la noticia de su incapacidad para oír?
-Al principio todo eran dudas, incluso dentro de la propia familia. Unos y otros discutían sobre si Carmen escuchaba o no. Todo el mundo opinaba. Tres días después se desveló el misterio. Le hicieron el test de audición rutinario que se practica a todos los recién nacidos y no lo pasó.
-No fue el diagnóstico definitivo.
-No. Nos dijeron que había que hacerle unos drenajes, porque aún cabía la posibilidad de que tuviese taponados los oídos. Desgraciadamente, no resultó. Después, a los cuatro meses, le diagnosticaron una hipoacusia bilaterial profunda y nos hablaron de colocarle un implante coclear.
De Murcia a Navarra
-Esta alternativa no servía para resolver el problema de su hija.
-Claro, pero nosotros entonces no lo sabíamos. Fue así como llegamos a la Clínica Universitaria de Navarra, a través del Servicio de Salud de Murcia. Allí conocimos a otros padres con niños con implante coclear; y eso nos llenó de esperanza, pero hasta que la niña no cumplió siete meses no supimos lo que tenía en realidad.
Entre dudas y agobio
-¿Cómo se sintieron?
-Nos vinimos abajo. Fueron tiempos de grandes dudas y un enorme agobio. Finalmente, supimos que Carmen tenía una hipoacusia provocada por la falta de nervio auditivo, algo que sólo se da en un 1% de la población sorda.
-La operación tenía riesgos, el principal, que nunca se había practicado en bebés. ¿Por qué la aceptaron?
-Nos dijeron que corría el riesgo de que tocara otras zonas del cerebro, de que afectara a los nervios faciales y de que, al final, cabía la posibilidad de que no pudieran ponérselo. Pero era lo único que teníamos. No nos equivocamos porque se está recuperando rápidamente y vemos en ella importantes mejoras.
-¿Requiere algún cuidado especial el implante de Carmen?
-Sólo hay que tener cuidado de que no se moje y de que no se lo coma... Es una niña. Sólo se separa de él al ducharse y al irse a la cama. Al día siguiente, cuando se lo ponemos, se pone muy contenta.
-¿Va a la guardería?
-Sí. Los otros niños ni siquiera se extrañaron al verla. Para ellos, el implante de Carmen es ya algo normal.