opinión

Cuba: Monseñor Bertone sobre el terreno

Se puede suponer que la Santa Sede no sabía que Fidel Castro anunciaría su jubilación el martes, pero el azar del calendario y la expectación causada por la renuncia del líder dan un relieve extraordinario a la visita que empezó ayer a la isla el cardenal Bertone, número dos del Papa Benedicto XVI y, por tanto, el inspirador y ejecutor de la política exterior del Vaticano. Y lo que sí sabían en Roma es que el domingo 24 se constituye el nuevo parlamento cubano.

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Es el órgano que debe designar a Raúl Castro presidente del Consejo de Estado y abrir la posibilidad de una remodelación del gobierno que la gente y los observadores políticos esperan con extraordinario interés. Y, aunque sea algo prematuro hacer pronósticos, en un ambiente que favorece la apertura. Bertone está en la isla para conmemorar el importantísimo viaje que hizo hace diez años el papa Juan Pablo II (con la célebre consigna «que Cuba se abra al mundo, que el mundo se abra a Cuba»), dirá dos grandes misas al aire libre, inaugurará un monumento a Juan Pablo II y se entrevistará con los altos dirigentes del régimen, sin excluir siquiera la posibilidad de que visite a Fidel Castro.

Para anunciar y glosar el importante viaje el arzobispo de La Habana, cardenal Jaime Ortega, hizo una inusual en el principal telediario de la TV cubana. Y el ministerio de Exteriores, cuyo titular Felipe Pérez Roque es un nombre en todas las bocas, castrista ortodoxo, miembro de la dirección del PC y confidente de Fidel desde hace años, hizo saber que discutirá todos los temas con el enviado vaticano con respeto y cordialidad. ¿Una generosa liberación de presos políticos como señal de buen augurio? Hay especulaciones al respecto y, en todo caso, se da por hecho que, con el papa Benedicto como con su predecesor, la actitud de la Iglesia será constructiva, favorecerá del diálogo social y cercana a las tesis de la negociación interna y sin interferencias. Ortega ha sabido encontrar un cierto acomodo de la Iglesia con el régimen y asentar espacios de libertad. Verdaderamente, Su Eminencia Tarcisio Bertone ha tenido suerte con el calendario.