Agresor
Actualizado: GuardarVuelvo a escribir sobre este tema desde la perspectiva del agresor, aproximadamente un mes después de haberlo hecho desde el de la víctima y quiero centrarme en la reflexión sobre esta figura en los sucesos de los malos tratos e invitar a todo lector a que haga lo propio. Si bien es importante la educación y el estudio de la víctima no menos lo es la del agresor, no existiendo un perfil único para determinar la probabilidad de cometer este hecho delictivo por un determinado individuo. Esto viene a decir que cualquier hombre resulta un peligro real y/o potencial de cometer estos actos siendo inútil cualquier estudio que se ocupe de analizar e intentar generalizar las características de estos.
Este párrafo anterior se puede entender perfectamente con las impresiones que los ciudadanos muestran tras la noticia de algunos de estos episodios, expresiones tales como, «me parece increíble que haya podido hacer algo así», «lo conozco muy bien y era un hombre muy tranquilo», etc... De estos comentarios se puede inferir la problemática para detectar este problema antes de que desemboque en su resultado fatal ya que éste se desenvuelve en un ámbito extremadamente privado, como es el hogar y el seno familiar, no pudiéndose detectar a tiempo si no es con la colaboración explícita de la víctima.
No se trata de alarmar a nadie ni invitar a la desconfianza total hacia el género masculino, ni mucho menos, pero sí reiterarme en la imposibilidad de crear un perfil de agresor, y una vez más en la importancia de la denuncia por parte de la víctima, debiendo ser formulada en el primer episodio de violencia que sufran, puesto que la integridad tanto física como psíquica son unos de nuestros derechos fundamentales, como recoge nuestra Constitución no pudiendo nadie atentar contra los mismos.
Juan R. Jiménez Reyes. Chiclana