El ministro de Relaciones Exteriores de Serbia, Vuk Jeremic, tras una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. /EFE
posturas enfrentadas de EEUU y rusia

La independencia de Kosovo revive las diferencias entre las potencias mundiales

Serbia ha pedido la "retirada inmediata" de sus embajadores en todos los países que han reconocido a Kosovo

MADRID Actualizado: Guardar
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La declaración unilateral de independencia de Kosovo ha encendido una nueva chispa en los Balcanes de impredecibles consecuencias al provocar un enconado cisma entre las principales potencias mundiales.

El Consejo de Seguridad de la ONU reprodujo ayer las profundas divisiones ya conocidas sobre el reconocimiento de Kosovo, con el apoyo de EEUU, Francia y el Reino Unido y el rechazo de Rusia y China, contrarios a que la secesionista provincia serbia se convierta en el 193 Estado del mundo.

El máximo órgano de decisiones de la ONU escuchó también al presidente de Serbia, Boris Tadic, que pidió que la decisión sea declarada "nula e inválida" y advirtió de que ese reconocimiento tendrá "consecuencias impredecibles". Tadic afirmó que Serbia "nunca reconocerá la independencia de Kosovo. Nunca renunciaremos a Kosovo ni abandonaremos la defensa de nuestros legítimos intereses. Para los serbios y sus instituciones, Kosovo siempre será parte de Serbia".

El ministro de Exteriores serbio, Vuk Jeremic, anunció además que su Gobierno ha pedido la "retirada inmediata" de sus embajadores en todos los países que han reconocido a Kosovo y dijo que en los próximos días se replantearán sus relaciones con ellos.

Las regiones separatistas georgianas de Abjasia y Osetia del Sur ya han anunciado que "próximamente" pedirán a Rusia, a la pos-soviética Comunidad de Estados Independientes (CEI) y a la ONU que reconozcan su independencia.

Posición común de la UE

El desacuerdo en el Consejo se basa en la interpretación legal de una de sus resoluciones, la 1.244, adoptada en 1999, que recoge el plan de paz internacional para Kosovo y garantiza a Serbia la soberanía y la integridad territorial.

La Unión Europea logró ayer una posición común, que insiste en que es un caso único que no sienta precedentes, y deja que cada país miembro decida si reconoce la secesión.

El embajador ruso, Vitaly Churkin, afirmó que la decisión de Kosovo supone una "abierta violación" de la ley internacional, y "una amenaza a la paz y la seguridad en los Balcanes". Wang Guangya, el embajador de China, dijo que Pekín "se opone a toda declaración unilateral de independencia" y pidió "una solución mutuamente aceptada y negociada" entre Belgrado y Pristina.

John Sawers, el embajador británico ante la ONU, señaló que estos acontecimientos "son inevitables y excepcionales", y responsabilizó al fallecido presidente serbio Slobodan Milosevic de la situación.

EEUU, con Kosovo

Por su parte, el embajador estadounidense, Zalmay Khalilzad, dijo que "en ejercicio de nuestros derechos soberanos, Estados Unidos reconoce la independencia de Kosovo ", y subrayó que la independencia de Kosovo es ya "irreversible" y "plenamente de acuerdo con la resolución 1.244".

Las palabras de Khalilzad se vieron refrendadas por la carta que el presidente de EEUU, George W. Bush, envió al presidente kosovar, Fatmir Sejdiu, en la que reconoce a Kosovo como un Estado "independiente y soberano" y señala que su país será su "socio y amigo" en esta nueva etapa.

La respuesta del Gobierno serbio ha sido ordenar la retirada urgente de su embajador en Washington, según anunció el primer ministro, Vojislav Kostunica.

El secretario general de la ONU indicó, por su parte, que sus objetivos respecto a Kosovo son "defender la paz y la seguridad internacional, al tiempo que se asegura la estabilidad de Kosovo y de toda su población". Ban evitó pronunciarse sobre si la independencia de Kosovo es legal o no, y subrayó que "el reconocimiento corresponde a los países y no a la secretaría general de la ONU".

El Parlamento serbio anuló la independencia de Kosovo en una sesión urgente en la que los diputados sancionaron la decisión del Gobierno, aprobada anticipadamente el jueves pasado, de declarar "nulos e ilegales" los actos de la independencia de la provincia, que, para Serbia, es parte inalienable de su territorio.