El primer escalón

a detención en Vitoria de tres activistas islámicos por desarrollar presuntamente labores de proselitismo a favor de la guerra santa pone de manifiesto, a la espera de que se concreten las imputaciones contra los arrestados, la importancia de la prevención de conductas que pareciendo inocuas pueden derivar en actuaciones de violencia extrema. El celo mostrado por las fuerzas de seguridad en la lucha integral contra el integrismo yihadista está plenamente justificado por el terrible precedente de los atentados del 11 de marzo y su conexión con otras masacres como las de Nueva York y Londres. Es justamente la entidad del combate contra el terror la que obliga a perfeccionar los mecanismos de detección de eventuales células dispuestas para la violencias, las cuales incluyen también a aquellos individuos o grupos encargados de ganar adeptos como paso previo e imprescindible para la preparación ulterior de eventuales atentados.