El Barcelona destituye a Dusko Ivanovic como entrenador

El Barça comunicó ayer a Dusko Ivanovic su destitución como máximo responsable del primer equipo de baloncesto. Una medida que los directivos tomaron horas antes de que los azulgrana se midiesen al Unicaja de Málaga en la Euroliga.

La trayectoria de Ivanovic en el Barcelona, cuyo contrato concluía el próximo 30 de junio, se abortó de forma repentina e inesperada a raíz de los últimos acontecimientos. Pese a la pronta eliminación en la Copa del Rey a manos del Iurbentia Bilbao, el técnico montenegrino parecía tener asegurada su continuidad hasta final de temporada. El presidente del Barcelona, Joan Laporta, así lo ambicionada cuando a principio de semana bajó a las entrañas del Palau para apoyar a toda la plantilla, incluido su entrenador.

Esa aspiración se rompió de golpe y porrazo el miércoles cuando Ivanovic reveló de forma implícita su mala relación con el secretario técnico del Barça, Zoran Savic, cuestionando su mala planificación de la plantilla. «Estoy muy tranquilo, porque creo que estoy trabajando los mejor que puedo, lo más honestamente que puedo, con el equipo que tengo», señaló. Otra de sus perlas cuestionaba su continuidad. «No me interesa mi futuro ni el del Barça, sólo ganar. Esto es lo único importante», dijo.

Las declaraciones de Ivanovic han precipitado su adiós. El club no le ha permitido que cargue contra la planificación de una plantilla que está entre las cuatro más caras de Europa. Sus quejas le van a impedir cumplir su tercera temporada en la entidad con un pobre balance de un único título, precisamente la Copa del Rey conquistada la pasada temporada. El segundo técnico, Xavier Pascual, se hará cargo del equipo de forma interina. Apenas unas horas después de ver cómo su entrenador era despedido, el Barcelona se obligó a un ejercicio de supervivencia para superar a Unicaja, víctima de la fe del conjunto local e incapaz de aprovechar el clima de tensión del Palau Blaugrana para iniciar el Top 16 con una victoria. Los malagueños, que estuvieron a punto de forzar la prórroga, pecaron de falta de ambición. / EFE