La que hemos liado
Allá por 1982, cuando participábamos con el coro de la recién creada Peña Los Dedócratas, a varios amigos se nos ocurrió bajarnos de la batea y salir a la calle para cantar en una chirigota. De aquella primera experiencia, surgida sin duda espontáneamente y sin pretensiones, nacieron Los Buscaoros. Con unos cuantos cuplés de lo más borde donde por primera vez conocimos las «andanzas» de «mi vecina Carmeluchi la del cuarto» y un popurrí de dos cuartetas, todo escrito por Emilio Rosado, nos tiramos a la calle y le cantábamos a todo lo que se movía. A veces cuando nadie se paraba a escucharnos lo hicimos hasta para los maniquíes de Galerías Preciados de la calle Ancha ¿Toda una experiencia!
Actualizado: GuardarEsos primeros Buscaoros los componíamos algunos picaos del coro con nuestras esposas o novias. Así, y por eso, nació lo que el vulgo denominó una chirigota familiar. Vinieron luego Los Peliculeros, Los del Pellejazo, Los Churreros de la guapa, etc. Con Paco Leal al frente pasamos unos años inmensos. Poco a poco, la llama fue prendiendo y cada año eran más los grupos que fueron saliendo a la calle.
Desde ese momento, el Carnaval cambió y la calle ha sido tomada por cientos de grupos que día a día nos deleitan con letras y músicas de lo mas diversas. Hoy, gracias a ellas, la semana de Carnaval tiene un contenido diferente, sin duda ha ganado en espontaneidad y frescura. Desde que termina el Concurso y la mayoría de las «oficiales» acuden a los múltiples tablaos o desaparecen de la calle son ellas, las familiares, ilegales o como quieran llamarlas, las que asumen el protagonismo y empieza un Carnaval diferente, el callejero. Este Carnaval no tiene reglas, ni compromisos, ni ataduras, es un Carnaval libre y así debe seguir por siempre. Mirando hacia atrás, en estos últimos días paseando por las calles del Pópulo no pude menos que pensar ¿la que hemos liado!