David Delfín 'encarcela' Cibeles
La ropa del diseñador malagueño sigue instalada en el minimalismo, pero su montaje no vuelve a pasar desapercibido, esta vez con alambrada y cadenas en la pasarela
Actualizado: GuardarEs un maestro de la escenografía, de los montajes llamativos y polémicos. David Delfín, que se dio a conocer colocando sogas y burkas a las modelos, siempre trae un golpe de efecto a la Pasarela Cibeles . Esta vez colocó una alambrada con pinchos metálicos en medio del desfile, unas cadenas en los pies de un modelo, y a otro le tapó el rostro con un pasamontañas. Pero más allá del espectáculo, su ropa sigue siendo minimalista, austera, con sus clásicos trazos de sastrería.
Dice el diseñador malagueño que para su nueva colección otoño invierno se inspiró en la intimidad de sus recuerdos, de su infancia, del amor familiar, «que protejo hasta con alambradas». Al traducirlo en moda, exhibió una sastrería impecable, en fieltro de tonos rosas, para hombres; y vestidos de punto que se pegan al cuerpo, combinando tonos grises, negros y blancos, para mujeres. Los antiguos cojines de la abuela, en ganchillo, se transforman en vistosos chalecos y en los jerseys masculinos de punto escribe un je t'aime de amor familiar.
Sus prendas llevaban un trabajo un complicado trabajo de patronaje, y especialmente laboriosa resulta su manera de dar forma al cuerpo, en vestidos de noche en satén, a través de cremalleras. Otro vestido de la colección, en rayas negras y blancas también de satén, lo lució ya la actriz Blanca Portillo en la entrega de los Premios Goya. Y especialmente original resultó una blusa que combina el típico cuello camisero con un ligero drapeado en satén gris claro.
No podía faltar como espectadora atenta Eva Hache, a quien el diseñador viste y asesora su imagen para el programa de Cuatro.
Protagonismo vasco
Abrió la mañana el tono festivo y colorista del valenciano Francis Montesinos, más contenido que en años anteriores. Cada temporada crea un estampado, que esta vez tiene que ver con las carreras de motos y la Fórmula 1. Esta tela, con dibujos de coches y las típicas metas, se combina con pantalones o vestidos cortos de aspecto motero y tejido plastificados. El punto sigue teniendo un lugar destacado en los diseños de Montesinos, con vestidos plisados en rojo y negro y unos elegantes diseños en grises. Para la tarde y noche, gasas o sedas en prendas más envolventes, algunas con remates de rosas; y el rojo pasión para una noche muy sensual en la que destacó también un vestido completamente lleno de destellos de lentejuelas multicolor. El desfile terminó con una novia sacada del paraíso que llevaba encima una corona floral. Efectos de pasarela muy aplaudidos por los muchos seguidores de este modisto, uno de los pocos en España que ha hecho industria.
Los diseñadores vascos dejaron su impronta especialmente en esta jornada. Así, de la fantasía del diseñador mediterráneo se pasó a la sobriedad de Modesto Lomba (Devota & Lomba), que sigue rompiendo la sencillez de sus prendas con cortes asimétricos y pliegues que dan una arquitectura peculiar a las prendas, de cierto aspecto robótico. Los pantalones, ajustados a modo de malla; y los colores, suaves, van de crudos a piedra, metalizados, así como azul petróleo y amarillo en vestidos de noche muy trabajados. La piel adquiere importancia en las colecciones de esta edición, también en la de este diseñador, presidente de la Asociación de Creadores de Moda, que usa el cuero y exhibió astracán negro para un abrigo corto.
Los cortes esmerados son un distintivo de la trabajada colección de Miriam Ocariz. La diseñadora bilbaína ofreció un desfile muy completo con varias líneas diferentes. La primera, usa la lana clásica en príncipe de Gales o pata de gallo para adaptarlos a su estilo, dándoles volumen y quitándoles rigidez con un lazo de remate en chaquetas o abrigos. Otra línea tiene una inspiración militar, que también lleva a su terreno a base de distintos cortes de tijera. Y están también los estampados más delicados y el encaje o micado que quita severidad a algunas piezas.
Y el cierre de la jornada correspondió al también bilbaíno Miguel Palacio, que exhibió una delicada colección en la que adorna vestidos sueltos con drapeados en cintura o cuello. Palacio enriquece la noche con diseños en rosa fuerte que rompen su sencillez enriquecidos con cristales swarovsky o con bordados dorados, y en la tarde hay estampados muy personales con círculos o flores. Incluye telas acharoladas en negro y algún apunte de zorro y visión.
Antes, Roberto Torreta mostró una colección sencilla, con satén para la noche y vestidos mini para el día que no aportaron un estilo definido.