Timor vuelve a bordear el abismo
El presidente, Ramos Horta, herido de gravedad al ser tiroteado por un comando rebelde, mientras el primer ministro sale ileso de otro ataque
Actualizado: GuardarLa paz y la estabilidad siguen sin llegar a Timor Oriental, el pequeño y pobre país del sudeste asiático situado en el mar de Sonda, al norte de Australia. Tras dos décadas bajo la brutal ocupación de Indonesia y un violento proceso de independencia que culminó formalmente en 2002, esta antigua colonia portuguesa vuelve a encontrarse en estado de excepción por el intento de asesinato de su presidente, José Ramos Horta.
El veterano político de 58 años, galardonado con el Premio Nobel de la Paz en 1996 y elegido presidente en mayo de 2007, fue ingresado en estado crítico, coma inducido y respiración asistida en un hospital de Darwin, la ciudad australiana a la que fue trasladado tras ser atacado a primera hora de la mañana de ayer en su residencia de Dili, la capital del país. Sin embargo, tras temerse por su supervivencia y ser sometido a una doble intervención se encuentra en situación estable.
Según informaciones oficiales, Ramos Horta sufrió una herida de bala en el estómago y otra en el pecho al ser tiroteado cuando hacía ejercicio junto a su domicilio a primeras horas de la mañana. El autor del ataque fue un comando rebelde liderado por Alfredo Reinado, un militar que se alzó contra el Gobierno hace dos años. En la refriega con los rebeldes, que viajaban en dos vehículos, perecieron el propio Alfredo Reinado y uno de sus hombres, además de un escolta del presidente.
Pero la tensa jornada tuvo un segundo capítulo cuando apenas una hora después el primer ministro, Xanana Gusmao, salió ileso de otra emboscada, al ser ametrallada por un grupo de renegados la caravana de coches oficiales en la que viajaba, lo que hace temer un nuevo rebrote de la violencia como el que asoló la isla en 2006.
En marzo de ese año, seiscientos militares que habían sido expulsados del Ejército protagonizaron un salvaje motín que costó la vida a 37 personas, provocó la huida de otras 150.000 y acabó por forzar un cambio de Gobierno. Al frente de la revuelta se hallaba el mismo Alfredo Reinado, quien desde entonces permanecía prófugo de la justicia pese a que en los últimos meses se había reunido con Ramos Horta para negociar su entrega.
Pero, en lugar de rendirse, puso al presidente de Timor Oriental entre la vida y la muerte y ha sumido al país en una nueva crisis. «Ha fracasado el intento de golpe de Estado de Reinado, una operación bien planeada que pretendía paralizar el Gobierno y generar inestabilidad», aseguró el primer ministro Gusmao, quien indicó que «la situación está bajo control».
Cierto o no, las agencias de noticias informaban de que ayer se respiraba una calma tensa en Dili, donde los principales edificios oficiales estaban custodiados por los ochocientos soldados australianos y los doscientos neozelandeses que conforman el grueso de las fuerzas internacionales de la ONU desplegadas en la isla. Además, y para evitar que vuelvan a repetirse los graves disturbios de 2006, el Gobierno australiano enviará otros dos centenares de militares a Timor Oriental.
Mientras, el presidente Ramos Horta, que fue atendido en la base militar australiana, se encuentra ingresado en el Hospital Real de Darwin. «Sufrió heridas graves que amenazaban su vida y se le han realizado dieciséis transfusiones de sangre», explicó a la agencia 'Reuters' un portavoz de Careflight, el equipo médico que lo había evacuado.
Grave, pero estable
No obstante, poco después, el propio centro sanitario informaba de que el estado de Ramos Horta no era tan grave. «Su situación es seria pero estable», señaló, por su parte, el primer ministro australiano, Kevin Rudd, quien manifestó su «más firme apoyo al Gobierno elegido democráticamente en Timor Oriental en estos momentos de crisis».
La estabilidad de la pequeña isla asiática, que apenas tiene un millón de habitantes y linda con Indonesia, puede afectar también a la economía australiana, ya que las compañías de este país explotan unos yacimientos submarinos de petróleo y gas que ambas naciones se disputan, pero cuya negociación quedó pospuesta.
Tanto el primer ministro Xanana Gusmao como el presidente son las dos figuras políticas más respetadas de Timor Oriental por su lucha por independizarse de Indonesia.