Programas sin cerrar
Los dos partidos que concurren a las elecciones del 9-M con aspiraciones de gobernar han empleado meses en la preparación de sus respectivos programas electorales. Sin embargo, a un mes vista de los comicios, no han hecho público el contenido completo de sus propuestas, lo que encuentra explicación en parte en la persistencia de dudas e, incluso, de desavenencias internas a la hora de comprometer la acción de gobierno. Pero también el movimiento pendular al que tienden ambas formaciones, pasando de medirse mediante el trazo grueso de las grandes diferencias ideológicas a la presentación casi diaria de iniciativas y promesas, puede estar resultando tan inevitable como desconcertante para la opinión pública, afectando negativamente a la coherencia y la solvencia exigibles ante la cita con las urnas.
Actualizado: GuardarDe la misma manera que el Gobierno no quiso revisar las previsiones económicas sobre las que elaboró los presupuestos generales para 2008, la candidatura de Rodríguez Zapatero parece avanzar sobre propuestas desgranadas una a una sin que puedan ser percibidas como la expresión de un diagnóstico general sobre la evolución de la economía y de un plan de respuesta ante su desaceleración. En este sentido, el doble anuncio del presidente de que reforzará con 4.700 millones el fondo de reserva de la Seguridad Social y propiciará un trato «equitativo» para los autónomos parece responder más a una reacción obligada ante la sucesión de indicadores negativos registrada en los últimos días que a una estrategia incardinada en la acción de gobierno.
Por su parte, la necesidad del PP de tomar la iniciativa le lleva en ocasiones a hacer la réplica al Ejecutivo y, en otras, a anticiparse en asuntos de distinto cariz, como hizo ayer Rajoy al plantear un «contrato de integración» que comprometa a los inmigrantes con la realidad social, jurídica o lingüística de nuestro país. La propuesta conecta con medidas que se están aplicando ya en algunos países europeos o que forman parte del debate partidario. No obstante, la aportación será pertinente siempre que su discusión pública no derive en planteamientos maniqueos, y en tanto que sus proponentes y sus críticos tampoco asuman que una materia tan compleja exige del máximo consenso político y social. Pero también para eso sería más que conveniente que los partidos políticos cierren ya los programas que llevan meses pergeñando.