El Comentario | La verdad, por Rosa Regás
La Historia siempre se escribe con las palabras de los vencedores. El que dispone de los medios y el poder para contar un conflicto es el dueño y propietario de la llamada verdad. El que dispone de los medios y el poder para contar una hazaña, una derrota, un crimen, una guerra, un exterminio, no sólo tiene la verdad sino que, en la medida que conserva el poder y los medios, consigue que esta 'verdad' se vaya afianzando, entrando en el imaginario de la población y convirtiéndose en un dogma colectivo contra el cual, a medida que pasa el tiempo, cada vez puede menos aquél que disiente de aquella verdad primera.
Actualizado: GuardarEn este sentido, la voz primera la tienen los medios de comunicación, no sólo periódicos, radios y televisiones, sino todas aquellas instituciones que a partir de un prestigio que se les ha concedido informan a la población.
Así lo comprobamos al ver las dificultades a las que ha de enfrentarse la memoria histórica, que tiene que recuperar la verdad impuesta por los vencedores, y hablar de ella en otros términos que los acuñados por el dictador y sus secuaces durante más de 40 años.
El ciudadano, dejándose llevar de la letra impresa, de la voz televisiva o de la versión histórica que oye desde que nació, cree lo que le dictan sin darse cuenta de que cree lo que no es cierto. Otros ciudadanos, en cambio, ante la versión manipulada de una noticia que conocen bien porque la han vivido muy de cerca o porque han sido sus protagonistas, se preguntan: «Si la información de lo que conozco no se ajusta a la verdad, ¿cómo voy a creer la que me dan sobre noticias de las que no tengo ni idea?'».
En esta situación nos encontramos los ciudadanos que leemos la definición que del franquismo da la Real Academia Española: «Movimiento político y social de tendencia totalitaria, iniciado en España durante la Guerra Civil de 1936-1939, en torno al general Franco, y desarrollado durante los años que ocupó la jefatura del Estado».
En contra de esta definición se dirige la campaña iniciada por la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) para que la Real Academia cambie esta versión tan aguada de lo que fue la antidemocrática y cruel doctrina que justificó el golpe de Estado, la Guerra Civil, la brutal represión y los 40 años de dictadura.
La memoria histórica también se recupera consiguiendo que las palabras narren fielmente unos hechos luctuosos, vistos aún hoy como Movimientos políticos de tendencia totalitaria. ¿Hay algo más lejos de la verdad?