Opinión

Calle Porvera | Tiempo de predicadores, por Enrique Esteban

2008, si no negro, parece que va a ser un año gris. La solidez de las economías hoy en día impide hablar de años negros, como antaño, en tiempos de nuestros padres o abuelos. Pero que la economía no está para tirar cohetes es un hecho. Desde la Bolsa al carro de la compra, pasando por el ladrillo, hay un sinfín de ejemplos. Ayer mismo este medio publicaba que el sector del taxi ha sufrido un descenso de usuarios que roza el 10%. Hace unas semanas, hablábamos del cierre en cadena de numerosos comercios en el centro. En el caso de las inmobiliarias, la cosa está aún peor. Y el telediario nos muestra a accionistas hundidos sobre el suelo del parqué.

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Parece que ahora toca ajustarse el cinturón. El ciudadano medio no puede ni permitirse pillar un taxi y prefiere leer el periódico en el bar. Los centros comerciales se llenan de gente paseando pero con pocas bolsas en las manos. Lo peor es ver cómo los políticos de nuestro país utilizan esta situación, previa a las elecciones autonómicas y generales, para sus propios intereses.

El que gobierna, para tranquilizar. ¿Crisis, qué crisis? Si los españoles viven mejor que quieren, les falta decir. Si vamos a crear tantos empleos y todo va a ser de color de rosa si seguimos gobernando. El país de la piruleta de ZP. El que está en la oposición, para meter miedo y hablar del desastre que, claro está, nada tiene que ver con la crisis de las subprimes, sino con lo mal que gobiernan los socialistas. Aunque me sigue pareciendo algo irresponsable emplear la táctica del avestruz, gracias a nuestros líderes políticos cada vez entiendo más a los ciudadanos que deciden quedarse en su casa el día de las elecciones.

eesteban@lavozdigital.es