CHARLETAS GADITANAS

el otro habla de cádiz

Siempre hemos dicho que en Cádiz se habla mal, sobre todo, en eso de las palabrotas; y eso viene de lejos. Siendo gobernador civil de Cádiz Rodríguez de Valcárcel, en el año 1949, hizo pública una nota recordando la prohibición de blasfemar, y más aún en lugares públicos, ya que podía dar lugar a escándalo.

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Por aquellas fechas, además, se hizo público un listado de personas que fueron sancionadas con diez días de arresto por blasfemar en el campo de deportes de la Mirandilla, en un partido celebrado el 28 de agosto. Era lo que había en aquellos tiempos, ya que nada se podía recurrir, porque seguramente hubiese sido peor.

Todo esto me lleva al convencimiento de que en Cádiz siempre hemos tenido mala lengua, y nunca nos hemos detenido en largar un viaje sin mirar dónde ni cuándo. En verdad, hemos sido inventores de palabras cortitas y que después se hicieron populares. Por ejemplo, con lo de nota. En aquella frase de er nota ése que se habrá creío, la palabra nota no se veía de una forma insultante. Una que siempre fue muy gaditana es esa de fulano de tal es un peaso de sieso. Hoy se ha impuesto lo de pisssscha... que a mí particularmente me hace mucha gracia, ya que se la escucho a personas que no imaginaba que pudieran decirlo. Pero se trata de una expresión bastante pegadiza al fin y al cabo. Por el contrario, algo que se puso de moda también y no me gusta es aquello que se le dedica al portero vsitante que viene al Carranza. Ya saben, lo de hiiiii... cab...

De todos modos, lo que sí es intolerable en cualquier caso es cuando la blasfemia alcanza a los familiares más o menos allegados e incluso a los ya fallecidos. Sin embargo, todo eso de nota, sieso o pisssscha ya forma parte de nuestro particular léxico.