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Remonta el vuelo

El Xerez logra encadenar dos victorias por primera vez en la temporada y lava su imagen La victoria deja al conjunto azulino a sólo un punto de salir de la zona de descenso

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El Xerez remonta el vuelo. A base de sufrimiento, de litros y litros de sudor, de lágrimas y del grito de una afición desesperada, el conjunto azulino se acerca con paso firme hacia la puerta de salida de la zona de descenso.

Ayer se reencontró con su afición viviendo una jornada totalmente contraria a la sufrida durante aquella negra tarde ante Las Palmas. Se ha tenido que quemar toda una primera vuelta para que los xerecistas logren encadenar dos victorias en Liga. Pero por fin ante el Hércules se produjo lo nunca visto, lo que tanto se ha pedido en este equipo, ese golpetazo de confianza que se necesitaba para poder abrir la alas y comenzar a volar, al menos, hasta una zona tranquila de la tabla de clasificación. Por fin dos victorias seguidas.

Y no fue fácil. Regalos hubo muchos. Para empezar, los concedidos por una línea defensiva que inició el encuentro dos minutos más tarde que el resto de jugadores. Lo suficiente para que el Hércules pegara primero. Y es que los azulinos saltaron al campo con un cartel comercial colgado del cuello: «Regalos y cantazos Xerez Deportivo. Rápidos y a la carta, una defensa de lo más inefectiva que suministra goles en los momentos más decisivos». Los herculanos se hicieron eco, pues durante la primera parte lo tuvieron demasiado fácil, y los xerecistas no cumplieron con la expectación creada tras el magnífico partido realizado en el Martínez Valero. La puesta en escena volvió a ser penosa ante su afición.

El Hércules vio como sus deseos eran cumplidos, pues salió del vestuario ya con el marcador a su favor -el sueño de todo entrenador-. Exactamente se imponían desde el segundo 52 de partido, cuando la generosa zaga azulina comenzó a lanzar regalitos: un mal rechace de uno de los defensores azulinos dejó en bandeja el cuero para un Tote, que aún disparando mal logró superar a Porato. Era demasiado fácil, pero el tanto dejaba en evidencia a unos jugadores que durante la semana se pasan los días hablando de una supuesta intensidad, unas iniciales ganas de ganar o una apuesta por las victorias desde el minuto uno de partido. Argumentos, todos, que se esfuman en cuanto el cuero se pone en movimiento.

Azulino y diesel

Parece más que demostrado que este equipo funciona con gasoil. La maquinaria azulina no está preparada para la gasolina, por lo que eso de las salidas en tromba no se deben concebir por Chapín. Ni tan siquiera las reacciones espontáneas, pues ni con el marcador en contra aparecieron ideas, soluciones u ocasiones claras de gol. Hubo que esperar hasta el minuto veinte para que los azulinos gozaran de una llegada con posibilidades reales de gol. A Navas se la pintaron clara dentro del área, pero el sevillano le tuvo que pegar con el exterior de su pie derecho -la zurda sólo le sirve de apoyo- y su lanzamiento acabó muy desviado.

Todo podía ir mucho peor aún, pues no se había cumplido la media hora y Carlos Calvo se lesionó en un balón dividido. Esa mala noticia sí generó la reacción azulina, pues el media punta madrileño abandonó el terreno de juego para dejar su puesto a Antoñito. El sevillano, en su mejor versión, le metió otra velocidad al encuentro nada más pisar el prado de Chapín. El primer balón que tocó lo convirtió en una clarísima ocasión de gol que Pedro Ríos mandó al limbo. El interior jerezano no supo aprovechar la superioridad en ataque y falló en el mano a mano con el portero del Hércules.

Lo que no quiso Perico lo recogió Yordi, pues minutos más tarde el isleño transformó en gol otra buena asistencia de Antoñito. La reacción comenzaba en el marcador, pero cuando parecía que los azulinos ya habían superado la velocidad crucero apareció un invitado inesperado. Otra cantada defensiva que Ismael no perdonó. El que fuera jugador del Deportivo volvía a adelantar a su equipo, que además abría brecha con otro regalito más de Vicente Moreno. El capitán azulino cometió un clarísimo penalti al despejar con la mano un balón dentro del área. Farinós parecía poner la puntilla al moribundo antes de iniciar el camino a los vestuarios.

En ese momento el Xerez volvía al fango, a lo más profundo de Segunda División, pues la victoria del Racing de Ferrol lo convertía virtualmente en el farolillo rojo. El único motivo para la esperanza lo daban unos atacantes que ya habían entrado en calor. Especialmente Yordi, Antoñito y Marco Navas. El empujón definitivo llegó desde el banquillo, pues Casuco sacó todo su arsenal introduciendo a Míchel y Momo en lugar de un flojo Pedro Ríos y Samuel.

El gigante madrileño asustó nada más salir y colocó un lanzamiento de falta en la escuadra de la portería que defendía Unai Alba. Un buen lanzamiento que el portero del Hércules detuvo sin demasiados problemas. Para entonces, Alba era el único del conjunto alicantino que parecía estar sobre el tapete, pues los de Goiko estaban tocados y la maquina diesel ya estaba lanzada y totalmente volcada en el área del Hércules.

Antoñito aparecía por todos lados y se convirtió en un bisturí que rajaba la defensa rival. El sevillano logró plantarse ante el rostro de Alba, y tras la parada del meta del Hércules, el colegiado marcó por segunda vez el punto de penalti. Yordi, que nunca falla, acortó distancia desde los nueve metros. El Hércules continuaba sin dar señales de vida, mientras el Xerez y el árbitro les asfixiaban.

A base del empuje xerecista el balón llegó a la mano de César. Tras un segundo de incertidumbre, el línea se atrevió a pitar un penalti que Yordi transformó en el segundo tanto azulino. Tres a tres, y con veinte minutos por delante. El partido volvía a empezar, y lo hacía con los azulinos en superioridad numérica pues Tote veía la cartulina roja justo en el momento en el que iba a ser sustituido por su compañero Mariño. Esa cartulina roja plantada en sus morros hizo que el madrileño embistiera incesantemente hacia un Francisco Llorente Carcedo, que minutos más tarde expulsaba al propio Goikoetxea y al mismo Mariño.

El Deportivo ya había metido la sexta y parecía imposible, inevitable que llegara la victoria. Así apareció Héctor Verdés desde atrás. El valenciano entró con todo para tratar de aprovechar un balón muerto casi en área Chica. Chapín revivió, resucitó y comenzó a volar, pues a falta de cuatro minutos para el final del encuentro el Xerez había logrado remontar un 1-3, había escapado de esa última plaza y se quedaba a un punto del Las Palmas y el Nàstic, o lo que es lo mismo, con un pie fuera de los puestos de descenso.

Hay encuentros que marcan -el ejemplo más cercano es el 4-3 padecido en Valdebebas durante la etapa Alcaraz-, y el vivido ayer en Chapín ante el Hércules puede ser uno de ellos. Ahora los azulinos avanzan a zancadas y Albacete, donde espera un rival directo, es el siguiente destino.

sgalvan@lavozdigital.es