ALEGRIA. Los blancos celebran su tercer gol, obra de Sneijder. / EFE
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El Real Madrid pega un hachazo a la Liga con un triunfo sobre el Villarreal

El Santiago Bernabéu vivió uno de los duelos más vistosos de la temporada El italiano Rossi puso fin a 564 minutos de imbatibilidad de Iker Casillas

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El mejor Madrid dio un golpe de autoridad a la Liga. Venció en un bonito partido al Villarreal y dejó al Barcelona a 9 puntos de distancia. El duelo fue una locura. Los blancos y el Villarreal optaron por el juego directo, claro. El espectador disfrutaba y la única pregunta era hasta cuándo les iba a durar la gasolina a los jugadores. Porque si los blancos ponían una velocidad, los amarillos contestaban con otra más.

Y en medio de esa bendita locura, los medio centros se lucieron. El primero en sacar el tarro de las esencias fue Guti, que en su primer pase hizo una genialidad. El canterano le puso a Robinho un balón raso que cruzó las dos líneas de cuatro. El brasileño, con un toque sutil, cambió la dirección de la pelota de palo a palo y de ahí al fondo de las mallas.

Pese al gol, el Villarreal siguió con el mismo guión. Senna y Bruno barrían todo lo que podían en la medular para darle opciones a Cazorla, Nihat y Rossi. En una de estas rápidas combinaciones, Rossi soltó un zurdazo para empatar el partido y acabar con la imbatibilidad de Casillas.

El Madrid, como el Villarreal con el tanto de Robinho, no se vio afectado. Siguió con ese fútbol a lo loco, con Guti jugando como quiere y haciendo que sus compañeros fueran mejores. Pero el equipo de La Plana aguantaba. A pesar de las numerosas llegadas del Madrid , no se arrugó ante el poderío blanco. Pero el segundo gol del Madrid lo cambió todo. Un contragolpe casi se convirtió en un juego de pelota. Raúl chutó y paró Diego López; Sergio Ramos, cogió el rechace y disparo al cielo; Guti, tiró a colocar y la sacó otra vez el portero; hasta que llegó Robinho y remató.

Aún así, el Villarreal no se daba por vencido. Cambió la velocidad por el remate de Tomasson. Bajó un par de marchas, masticando más las jugadas y elaborando un poco más. Su recompensa llegó a la salida de un córner, que Capdevilla se encargó de materializar. Pero la alegría iba a durar poco. Sólo un minuto después, Sneijder volvía a dar ventaja al Madrid y permitía un golpe de autoridad en la Liga.