Frontera desbordada
El férreo bloqueo desplegado por el Gobierno de Israel sobre la castigada población que se hacina en la Franja de Gaza, en respuesta a los ataques con cohetes recibidos desde posiciones bajo el control de Hamas, llevó ayer a 350.000 palestinos a desbordar la frontera con Egipto en busca de alimentos, medicinas y otros bienes de primera necesidad. El recordatorio de las autoridades hebreas al Gobierno de Mubarak sobre sus responsabilidades para asegurar la estabilidad fronteriza constituye un gesto añadido de presión tan censurable ante las penurias a las que están sometiendo a los ciudadanos de la franja que el líder egipcio no tenía ante sí otra opción que desatender la admonición israelí. El exigible respeto a los derechos humanos ampara la decisión de Mubarak de permitir la entrada de una multitud desesperada, especialmente cuando Israel se ha reafirmado en que mantendrá el embargo sobre Gaza. Tan severa intransigencia no sólo resta legitimidad a la estrategia del Ejecutivo hebreo para tratar de reforzar la seguridad de su Estado.
Actualizado: GuardarConstituye también una maniobra contraproducente porque, lejos de provocar un cuestionamiento interno del radicalismo de Hamas, contribuye a apuntalar el interesado victimismo de la organización en su pugna con las autoridades de Al-Fatah que controlan Cisjordania. La apelación de Mubarak para que ambas facciones palestinas cesen en sus hostilidades apunta al problema esencial que, incluso por encima de la persistencia del Gobierno israelí en las operaciones de castigo, imposibilita hoy por hoy la búsqueda de un acuerdo efectivo de estabilidad en la zona.