El profeta maestro
Hace poco estuve en la presentación de un libro, pero no en la de cualquier libro, se trataba de la primera novela de ficción escrita por un gran maestro de las letras, gaditano para más señas, mi maestro, maestro de muchos, pero sobre todo mi maestro. El acto fue emocionante para todos los presentes que fuimos invitados uno a uno por el autor, que quería verse rodeado en esos momentos de las personas que le quieren y le admiran. «Si en la retórica es necesaria la benevolencia, en la novela la benevolencia debe convertirse en amor y amistad».
Actualizado: GuardarJosé Antonio Hernández Guerrero presentaba su novela El silencio de los profetas, y lo hacía como lo hace todo, con sencillez, claridad, agradecimiento y humildad. «Esta novela no ha sido escrita por mí, ha sido copiada, porque la he llenado con retazos de vuestras propias vidas, las personas que en ella se describen son cada uno de ustedes, y por lo tanto es vuestra, debéis leerla intentando identificaros, la he escrito con la intención de que se reconozcan en ella y disfruten con ustedes mismos, de que reflexionen sobre sus propias vidas pasadas y futuras, para que vivan la amistad y disfruten los buenos momentos, para que escriban con palabras de sangre, carne y hueso». Me faltan sólo algunos capítulos para terminar de leer la novela, pero debo confirmar lo que alguien dijo en el acto de presentación: me gustaría que no terminase. Basada en los años de la posguerra, no es una novela política, sino de vida, con sus sentimientos de dolor, amor, odio, inundando cada poro de la piel de las personas que llenan sus páginas. Carmen Franco. Miembro de Campus Crea y El Club de Las Letras.