Contra la marea negra

a multa de 192 millones de euros impuesta a la mayoría de los implicados en el naufragio del petrolero Erika, que provocó en 1999 una marea negra de consecuencias desastrosas frente a la Bretaña francesa, sienta un ineludible precedente que aproxima la respuesta de la Justicia a la gravedad de los delitos ecológicos. La inédita condena dictada en el país galo asume la existencia de un perjuicio medioambiental de tal envergadura que incluye entre los indemnizados a las asociaciones que se dedican a proteger el entorno natural, lo que viene a reconocer los efectos también sociales de la tragedia. Junto a ello, la imputación de un delito de imprudencia contra la compañía petrolera Total por las deficientes condiciones en que se encontraba el carguero abre una vía para la atribución de responsabilidades.