MITT ROMNEY EX GOBERNADOR DE MASSACHUSETTS

El mormón impoluto

El martes, por fin, se le movió el flequillo. Hasta ese momento el candidato más impoluto de la campaña, ése de aspecto presidencial a lo Martin Sheen en El ala oeste de la Casa Blanca, resultaba tan perfecto que las televisiones se preguntaban si sería real.

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Pues sí, con la emoción de haber ganado en Michigan le falló la gomina y se le escapó un mechón sobre la frente. La cuna del automóvil en decadencia, con el paro más alto de todo el país, apostó por el consejero delegado que salvó las Olimpiadas de Invierno de 2002 en Salt Lake City (Utah) de la bancarrota y los escándalos de corrupción y fundó la firma de capital de riesgo Bain Capital que ha sacado de apuros a empresas tan conocidas como Domino's Pizza o Stapple. Su fortuna personal se estima entre 190 y 250 millones de dólares (130 y 170 millones de euros), de los que hasta septiembre había prestado 17 a su propia campaña electoral. Por eso para Romney ganar la nominación es más que una cuestión de orgullo. Si la pierde difícilmente recuperará su inversión. Parte de esa fortuna se la debe a su padre, un ejecutivo del automóvil, tan íntimo del magnate hotelero Willard Marriot que adoptó su nombre, aunque no le sirvió para ganar un asiento en el Senado. Romney sabe capitalizar sus activos. Con su éxito al frente de las olimpiadas ganó el Gobierno de Massachusetts. Cuando la opinión pública polemizaba con la edad de su rival, John McCain, de 71 años, él se paseaba cada mañana ante las cámaras haciendo footing. Cada vez que se presenta a un votante subraya que lleva 37 años casado con la misma mujer, Ann, con la que tiene cinco hijos.

Apoyo desde la tumba

El mayor, propietario de un rancho en Wyoming, el estado de Dick Cheney, se los llevó a todos a hacer campaña en ese estado que tuvo caucus adelantados en los que nadie compitió, dándole así su primera victoria. Y su difunto padre, un querido gobernador de Michigan, reelegido dos veces en la época dorada de Detroit, le ha conseguido desde la tumba la importante victoria de ayer. Cuando los puritanos del país empezaron a ver al empresario mormón como el fruto de una secta, se apresuró a dar un gran discurso de fe, apadrinado por George Bush padre, en el que reiteraba su devoción por Jesucristo. No mentía, lo que más diferencia a los mormones es la creencia de que el hijo de Dios tuvo otro apóstol más en el siglo XIX, Joseph Smith, al que dictó el Libro de los Mormones y una revisión de la Biblia que permite bautizar a los muertos.

Como buen mormón pasó dos años de misionero en Francia, donde se vio involucrado en un accidente de coche en el que murió una de sus pasajeras. La culpa se le atribuyó al otro vehículo y no se sabe que le persiga ningún remordimiento. Esa etapa le acerca al presidente Nicolas Sarkozy, al que puede admirar tanto como dice hacerlo a José María Aznar.