NEVADA. Obama sostiene en brazos a un bebé durante un acto. / AP
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Hillary y Obama sellan la 'paz racial' tras una tensa disputa en el aniversario de Luther King

Grandes líderes negros atacan al senador de Illinois para defender el expediente de la ex primera dama El electorado afroamericano se siente dubitativo sobre a quién dar el voto

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Martin Luther King hubiera cumplido ayer 79 años. Era la ocasión perfecta para que Hillary Clinton expiara sus pecados raciales de campaña con un baño de color y un llamamiento a la reconciliación con banda sonora gospel. «Puede que discrepemos en asuntos menores, pero cuando se trata de lo verdaderamente importante somos como una familia», proclamó la ex primera dama, rodeada de activistas negros en el Manhattan Center. «Tanto el senador Obama como yo sabemos que estamos donde estamos hoy gracias a líderes como Martin Luther King y a generaciones como vosotros».

Fue el mayor aplauso que recibió la senadora en el acto de su feudo neoyorquino, tras haber sido recibida tibiamente e incluso con algún abucheo. Sin duda, la respuesta a un ácido fin de semana en el que le habían llovido las críticas por unas declaraciones sobre el líder de los derechos civiles que han herido la sensibilidad de los afroamericanos.

A los Clinton les había salido el tiro por la culata. Sus dardos iban dirigidos contra su rival, Barack Obama, un abogado afroamericano de Harvard cuyo liderazgo en las primarias demócratas se debe en gran parte a que hasta ahora no ha jugado la carta racial, lo que permite a los anglosajones sentirse cómodos con que les represente. Pero entre las figuras a las que invoca Obama en sus míticos discursos aparece con frecuencia Martin Luther King, el líder que encabezó la lucha contra la segregación racial. Parece que los Clinton se cansaron de que el alevín demócrata se comparase con el profeta que marcase a la pequeña Hillary a los 14 años, cuando le oyó hablar en una iglesia de Chicago, según contó el lunes a su audiencia. «Me dejó traspuesta y transformada», confesó.

«Pero Obama no es Martin Luther King», se ha revuelto la senadora. «El Doctor King no sólo daba grandes discursos. Se manifestaba, lo encarcelaron y lo gasearon», añadió. En su traspié llegó a decir que «el sueño del activista asesinado se empezó a hacer realidad cuando Johnson autorizó la Ley de Derechos Civiles», añadiendo que «se necesitó un presidente para hacerlo». «¿Estaba sugiriendo que hizo falta un presidente blanco para plasmar el sueño de Martin Luther King?», se enojó la sociedad.

Ley de Derechos Civiles

Obama, el gran unificador que por primera vez en la campaña tiene que apelar a sus hermanos de color para ganar en Carolina del Sur, no se pudo resistir. «Creo que ha ofendido a algunos tipos que sienten que le quita importancia al papel de Martin Luther King en la creación de la Ley de los Derechos Civiles». «Ya se lo decía su padre a Martin Luther King», recordó el lunes el reverendo Johnny Ray Youngblood: «Si ves una buena pelea, ¿métete!». En cuestión de días los Clinton han puesto en pie de guerra a los líderes de color que tantos favores le deben tras ocho años en la Casa Blanca. No en vano Bill Clinton es conocido como el primer presidente negro de EE UU y tiene su oficina en el corazón de Harlem. El reverendo Al Sharpton, un rabioso justiciero que no cesó hasta conseguir el despido del rey de las ondas Don Imus por un comentario racista, le abrió los micrófonos de su programa de radio. A Bill Clinton le tocaba defenderse por sus declaraciones sobre «el mayor cuento de hadas que haya visto nunca», repetidas fuera de contexto hasta la saciedad.

Se referían a la oposición de Obama a la guerra de Irak, a su juicio menos consistente de lo que se cree, pero la frase por sí sola hacía pensar que el sueño de un afroamericano convertido en presidente era un cuento de hadas a punto de desvanecerse. ¿Se despertarían con Obama sentado sobre una calabaza? «Lo primero es que eso no es verdad», se defendió Bill. No es un cuento de hadas».

Ejército de color

El ejército de color de los Clinton se encargó de seguir tirando los dardos. Bob Johnson, fundador de la poderosa cadena Black Entertainment Television, dijo sentirse «insultado» de que la campaña de Obama «pudiera pensar que somos tan estúpidos que podíamos pensar que Bill y Hillary Clinton pudieran decir eso, con todo lo emocionalmente y personalmente involucrados que han estado en los temas negros». El congresista de color Charles Rangel fue más allá y acusó a Obama de haber introducido la carta racial para dividir al electorado. Pronto a Obama no le quedó más que firmar la paz. «Bill y Hillary han estado históricamente en el lado correcto de los derechos civiles», declaró ayer, antes de pedir que la campaña no se convierta en un intercambio de acusaciones personales. Personal era la duda que atormentaba a los afroamericanos que salían el lunes de celebrar el cumpleaños de King. «¿El primer presidente negro? ¿La primera mujer presidente?».